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CIDE, "chivo expiatorio" de 4T: Pipitone se despide
Publicación:07-06-2022
TEMA: #CIDE
En la carta, que publica desde su propia página web, Pipitone reconoce la generosidad que la institución tuvo con él durante 35 años
CIUDAD DE MÉXICO.- El académico Ugo Pipitone
, profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) desde 1987, publica en su cuenta de Twitter (@PipitoneUgo) una carta en la que anuncia su separación del centro de investigación y que presenta con un tuit: "Adiós al CIDE, mi lugar de trabajo y de vida que ya no reconozco. Algún día, tal vez, volverá a ser lo que fue: un centro independiente de estudios y no un coro griego de alabanzas al líder de turno".
En la carta, que publica desde su propia página web, Pipitone reconoce la generosidad que la institución tuvo con él durante 35 años y subraya que el CIDE enfrenta "el mayor reto de su historia". La separación se debe, más allá de la jubilación del académico y en sus palabras, a que el instituto está torciendo su camino "en nombre del voluntarismo ideológico de su nuevo director" que busca redimir a una institución "conservadora" y "neoliberal".
Recalca que las universidades son espacios plurales y que pueden tener "fragmentos de cultura neoliberal". Con lo cual critica la eliminación, "en nombre de la pureza ideológica", de los residuos del neoliberalismo en el pensamiento económico, además de subrayar que éste define el lenguaje económico mundial.
¿El hecho de que en el CIDE haya algunos estudiosos ligados a un antiguo liberalismo económico nos convierte en una institución neoliberal?, señala y recapitula una parte reciente del catálogo de libros del CIDE —más de 200 títulos en dos décadas — que no publicaría una institución neoliberal: "Crónica de una guerrilla (Nicaragua)", de Gilles Bataillon, "Migración México-Estados Unidos", de Catherine Vezina, y "Capitalización privada de los bienes públicos", de Edgar Ramírez, entre otros.
"El CIDE neoliberal es una descarada invención pergeñada para justificar un golpe de mano contra una institución plural, crítica y, por consiguiente, incómoda a los ojos del poder en turno. El régimen actual teme a los intelectuales (…) No era factible golpear a la UNAM considerando sus predecibles consecuencias políticas, tampoco podía golpearse al Colegio de México por su historia y sus raíces en los refugiados de la guerra civil española. El CIDE, en cambio, estaba al alcance de autoridades deseosas de difamar un centro de estudios suficientemente pequeño para que no hubiera consecuencias políticas inmanejables frente a una normalización más grata al gobierno", escribe Pipitone en la carta.
El golpe, subraya, es el nombramiento irregular de José Antonio Romero Tellaeche, con el que se incumple el nombramiento y protocolo establecido por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología con la institución. Romero es "un director repudiado por la virtual totalidad de maestros y estudiantes del CIDE", señala.
También criticó la falta de formación intelectual que hay en el régimen actual, "la asombrosa ausencia de un pensamiento crítico y complejo".
"El populismo es históricamente anti-intelectual y el México actual no es una excepción. El CIDE fue la víctima designada por haberse atrevido a pensar libre y críticamente. Una piedrita en el zapato del poder que debía ser removida. El pensamiento crítico para el régimen actual es, por definición, neoliberal y conservador en un juego indecoroso de satanización del adversario. O sea, todos aquellos que no encienden velas a la 4T", precisa el autor de una veintena de libros, entre los que destacan, en tiempos recientes, "Modernidad congelado" y "El eterno comienzo".
Otro aspecto que lamenta el académico, nacido en Saluzzo, Italia, en 1946, es que, antes de la crisis que atraviesa el CIDE, el rendimiento de los investigadores era evaluado constantemente, y si no estaban a la altura se les separaba de la institución, a diferencia del amiguismo actual que evita estos filtros. Algo que ejemplifica con el trabajo de exdirectores como Carlos Bazdresch, Enrique Cabrero y Sergio López Ayllón.
Sobre Bazdresch, profesor doctorado en la Universidad de Harvard, Pipitone recuerda que aunque los puristas puedan acusarlo de neoliberal, fue un director abierto a los puntos de vista opuestos s y la pluralidad.
El antiguo CIDE es una pequeña institución de la que el país podía sentirse orgulloso, pero "con el cambio en la presidencia, un alud de demagogia y de insignificancias intelectuales santificadas en el altar de un nacionalismo decimonónico se nos vino encima cobrando su venganza hacia aquellos que se habían atrevido a cuestionar la desnudez (intelectual y moral) de las instituciones y las políticas nacionales", señala.
El populismo actual, que busca reivindicar un nacionalismo caduco, afirma, "reconoció instintivamente en el CIDE un adversario que debía ser silenciado por su resistencia frente a toda forma de pensamiento único. Y bajo la exótica acusación de neoliberalismo se emprendió la transformación de la institución en una especie de supino acompañante académico del nuevo régimen".
Pipitone, quien ha dado clases en universidades de Santiago de Chile y Lima, así como en la UNAM (de 1975 a 1976), concluye que se separa de la institución "con la tristeza de ver el lento desmantelamiento pretendidamente revolucionario (la vergüenza ha muerto) de la que fue mi casa a lo largo de décadas".
En la carta, que publica desde su propia página web, Pipitone reconoce la generosidad que la institución tuvo con él durante 35 años y subraya que el CIDE enfrenta "el mayor reto de su historia". La separación se debe, más allá de la jubilación del académico y en sus palabras, a que el instituto está torciendo su camino "en nombre del voluntarismo ideológico de su nuevo director" que busca redimir a una institución "conservadora" y "neoliberal".
Recalca que las universidades son espacios plurales y que pueden tener "fragmentos de cultura neoliberal". Con lo cual critica la eliminación, "en nombre de la pureza ideológica", de los residuos del neoliberalismo en el pensamiento económico, además de subrayar que éste define el lenguaje económico mundial.
¿El hecho de que en el CIDE haya algunos estudiosos ligados a un antiguo liberalismo económico nos convierte en una institución neoliberal?, señala y recapitula una parte reciente del catálogo de libros del CIDE —más de 200 títulos en dos décadas — que no publicaría una institución neoliberal: "Crónica de una guerrilla (Nicaragua)", de Gilles Bataillon, "Migración México-Estados Unidos", de Catherine Vezina, y "Capitalización privada de los bienes públicos", de Edgar Ramírez, entre otros.
"El CIDE neoliberal es una descarada invención pergeñada para justificar un golpe de mano contra una institución plural, crítica y, por consiguiente, incómoda a los ojos del poder en turno. El régimen actual teme a los intelectuales (…) No era factible golpear a la UNAM considerando sus predecibles consecuencias políticas, tampoco podía golpearse al Colegio de México por su historia y sus raíces en los refugiados de la guerra civil española. El CIDE, en cambio, estaba al alcance de autoridades deseosas de difamar un centro de estudios suficientemente pequeño para que no hubiera consecuencias políticas inmanejables frente a una normalización más grata al gobierno", escribe Pipitone en la carta.
El golpe, subraya, es el nombramiento irregular de José Antonio Romero Tellaeche, con el que se incumple el nombramiento y protocolo establecido por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología con la institución. Romero es "un director repudiado por la virtual totalidad de maestros y estudiantes del CIDE", señala.
También criticó la falta de formación intelectual que hay en el régimen actual, "la asombrosa ausencia de un pensamiento crítico y complejo".
"El populismo es históricamente anti-intelectual y el México actual no es una excepción. El CIDE fue la víctima designada por haberse atrevido a pensar libre y críticamente. Una piedrita en el zapato del poder que debía ser removida. El pensamiento crítico para el régimen actual es, por definición, neoliberal y conservador en un juego indecoroso de satanización del adversario. O sea, todos aquellos que no encienden velas a la 4T", precisa el autor de una veintena de libros, entre los que destacan, en tiempos recientes, "Modernidad congelado" y "El eterno comienzo".
Otro aspecto que lamenta el académico, nacido en Saluzzo, Italia, en 1946, es que, antes de la crisis que atraviesa el CIDE, el rendimiento de los investigadores era evaluado constantemente, y si no estaban a la altura se les separaba de la institución, a diferencia del amiguismo actual que evita estos filtros. Algo que ejemplifica con el trabajo de exdirectores como Carlos Bazdresch, Enrique Cabrero y Sergio López Ayllón.
Sobre Bazdresch, profesor doctorado en la Universidad de Harvard, Pipitone recuerda que aunque los puristas puedan acusarlo de neoliberal, fue un director abierto a los puntos de vista opuestos s y la pluralidad.
El antiguo CIDE es una pequeña institución de la que el país podía sentirse orgulloso, pero "con el cambio en la presidencia, un alud de demagogia y de insignificancias intelectuales santificadas en el altar de un nacionalismo decimonónico se nos vino encima cobrando su venganza hacia aquellos que se habían atrevido a cuestionar la desnudez (intelectual y moral) de las instituciones y las políticas nacionales", señala.
El populismo actual, que busca reivindicar un nacionalismo caduco, afirma, "reconoció instintivamente en el CIDE un adversario que debía ser silenciado por su resistencia frente a toda forma de pensamiento único. Y bajo la exótica acusación de neoliberalismo se emprendió la transformación de la institución en una especie de supino acompañante académico del nuevo régimen".
Pipitone, quien ha dado clases en universidades de Santiago de Chile y Lima, así como en la UNAM (de 1975 a 1976), concluye que se separa de la institución "con la tristeza de ver el lento desmantelamiento pretendidamente revolucionario (la vergüenza ha muerto) de la que fue mi casa a lo largo de décadas".
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