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Beatriz Zalce muestra lado gozoso y horrendo del Metro

Beatriz Zalce muestra lado gozoso y horrendo del Metro
Los testimonios conseguidos para el libro le permitieron desarrollar una empatía con el sistema de transporte

Publicación:21-04-2020
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Con su libro abre los ojos a la parte desconocida del Sistema de Transporte Colectivo

México.— A finales del año pasado, la periodista y académica Beatriz Zalce presentó su libro Historias del Metro, donde no sólo vierte las escenas de las que ha sido testigo en sus innumerables viajes por ese sistema de transporte de la Ciudad de México, sino que también da voz a testimonios de personas que ahí laboran, descubriendo un mundo tan fascinante como siniestro.

      En entrevista, Zalce señala que los testimonios conseguidos para el libro le permitieron desarrollar una empatía con el sistema de transporte, especialmente su encuentro con Gloria López, una taquillera que fue subiendo en el organigrama hasta convertirse en inspectora de Puesto Central de Control, “me permitió conocer ese otro lado que yo no conocía”.

      Su acercamiento con los trabajadores de la red le hizo sentir un profundo respeto al posibilitar lo que considera “un milagro”, pero que por ser tan cotidiano “pues ya no parece milagro, ya parece castigo divino”, sobre todo cuando “nos subimos a diario cinco millones de usuarios”.

      En su labor docente, Zalce debe realizar largos trayectos que, si no fuera por el Metro, se “volvería loca”; ya que acepta que el transporte posee “una parte muy gozosa” que le hace sentir “gratitud”, al entender que “esta ciudad, tan bárbara, necesita” de ese sistema mayoritariamente subterráneo.

      Sin embargo, reconoce que a veces la puede sacar de quicio; “claro que sufro con el vagón lleno de gente, pero la escritura me permitió ir más allá de mis propias sensaciones y entender que estamos compartiendo la misma necesidad de transportarnos”.

      Su acercamiento literario también la llevó a descubrir un lado del Metro que muy pocos conocen, salvo aquellos que trabajan dentro de él, como “el conflicto que señala el sindicato de trabajadores al decir que no les dan dinero para el mantenimiento de los trenes, algo de lo que depende la vida de los usuarios”.

      A raíz de su indagación, la escritora considera que el presupuesto se ha ido a cosas estéticas, “como poner acrílicos en lugar de torniquetes, ¡por Dios santo!, lo que se necesita es arreglar los muchos trenes averiados que están guardados y darle mantenimiento a los que están cargando con cinco millones de usuarios todos los días”.

Escribir sin censura

El metro es un tema inagotable, no sólo por las historias que se cuentan a diario en su red, sino por las otras redes que se tejen en su administración. La autora menciona a Verónica Ortiz, esposa de quien fuera director del Metro de 2000 a 2004, Javier González Garza, “me dijo: ¿por qué no hablaste de la corrupción que existe del derecho de pernada?, bueno, nada más que ahora lo llaman acoso sexual”. Zalce asegura que “el usuario ve una parte”, pero a la gente que conoce un poco más “se le abren los ojos a cosas muy bonitas y a cosas horrendas”.

      Es por este tipo de aproximaciones que dijo sentir agradecimiento por la libertad que le brindó Editorial Lectorum al publicar Historias del Metro; “nunca hubo censura, si hubiera sido un libro patrocinado por el mismo Metro, pues tendría que haber sido hecho a modo, hablando de cosas que a ellos les gustara o conviniera”.

      También destaca la marca que el ilustrador Mauricio Gómez Morín le dio a su libro, al que coloca dentro del periodismo existencialista. Beatriz Zalce indica que a los 16 años leyó a Jean-Paul Sartre y Albert Camus, “se asumen como escritores con compromiso y yo también me asumo como alguien que escribe con un compromiso, que vive con ese compromiso encima y dentro de mí las 24 horas”.

      La profesora de Reportaje y Géneros periodísticos de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán tiene una visión amplia del oficio periodístico, no lo limita ni a la calle ni a las aulas, “no creo que hoy en día un buen periodista se forme solamente en la calle, eso estaría bien quizá para los youtubers”.

      Pero también afirma que “un periodista no se puede decir tal si nada más tiene un título colgando en una pared sin nunca haber pisado la calle, nunca haber reporteado ni vivido esa emoción de entrevistar a alguien”.

      Zalce indica que ha aprovechado este periodo de contingencia sanitaria para seguir trabajando en nuevos textos y confiesa que no se ha alejado del Metro, “es infinito, es un tema que me habita desde hace muchísimos años y, aunque ya está ese libro, el Metro sigue contando historias”, por lo que no descarta una segunda parte o "una edición corregida y aumentada”.



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