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Opinión Editorial


Un dominio territorial innegable


Publicación:27-03-2023
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Esta semana pasada tuvimos una polémica entre funcionarios de los Estados Unidos.

Esta semana pasada tuvimos una polémica entre funcionarios de los Estados Unidos que afirman que una tercera parte del territorio mexicano está bajo el control de las organizaciones criminales, situación que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, niega categóricamente, incluso afirma que nuestro país es más seguro que los Estados Unidos de Norteamérica. Para rematar, la Iglesia Católica también está preparando un informe del tema de violencia e inseguridad, que enviarán al Papa Francisco, donde coincide con el diagnóstico norteamericano.

Son dos valoraciones que concuerdan, son externas a las del gobierno mexicano, que opina lo contrario. Seguramente el dictamen que tiene el secretario de estado Anthony Blinken, está basado en datos obtenidos por las agencias norteamericanas de inteligencia, además de los militares que son quienes originalmente llegaron a esta conclusión, así lo aseguró previamente el general Glen VanHerk, jefe del Comando Norte del vecino país.

Luego viene el tercero en discordia, la Iglesia Católica, que aunque no se dedica a temas de inteligencia, sí opera en el campo y tiene presencia en lugares de difícil acceso en el territorio nacional. El arzobispo de Morelia, Carlos Garfias, afirma que el crimen organizado, efectivamente, controla una parte del territorio nacional y posee vínculos de colusión con autoridades locales y de los diferentes niveles de gobierno.

El representante eclesiástico sostiene que es especialmente en las fronteras, tanto del norte como del sur del país, así como en las áreas limítrofes entre los estados, donde se recrudece la presencia del crimen organizado; señala el prelado los límites entre Jalisco y Michoacán, Guanajuato y Michoacán, así como Guerrero y Michoacán. En el tema de las fronteras tenemos Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Sonora y Baja California, también estados que conducen hacia la frontera, como Zacatecas y San Luis Potosí donde existe presencia fuerte de las organizaciones delictivas.

Además, hay que considerar las áreas turísticas de la nación que por motivos del empleo de drogas, se han establecido allí importantes centros de demanda por el consumo recreativo, y ciudades como Playa del Carmen, Cancún y Acapulco, entre otros, están perdiendo la batalla contra la violencia y la inseguridad.

Resulta importante mencionar las ciudades de Michoacán donde existe el fenómeno de desplazamiento de las comunidades, como Aguililla, Apatzingán, La Ruana, Coalcomán, Tepalcatepec, Chila, El Aguaje, entre otras. También en Zacatecas, en la capital y en 15 municipios se ha dado este fenómeno, entre ellos destacan Fresnillo, Valparaíso y Jerez. Recientemente el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, dio a conocer un ranking de las 50 ciudades más violentas del mundo, donde 17 de ellas son mexicanas.

En este ranking Colima está en la posición número 1, luego Zamora, Ciudad Obregón en la tercera posición, le sigue Zacatecas, inmediatamente Tijuana, Celaya, Uruapan, Juárez, Acapulco en la posición número 10, Cancún en la 29, viene también Chihuahua, Morelia en la posición 33. Por el lado norteamericano tenemos a New Orleans en la posición 8 y Cleveland en la 27.

En Chiapas desafortunadamente el fenómeno de violencia e inseguridad va en ascenso, sabemos que operan allí los cárteles principales mexicanos así como pandillas centroamericanas. Estas organizaciones han prosperado, lo que indica que tienen protección por parte de las autoridades de los tres órdenes de gobierno. Esta situación es muy lamentable, porque allí se mezcla el tema del narcotráfico con el de tráfico de personas, donde los migrantes en tránsito que entran por la frontera con Guatemala son las víctimas principales.

Recientemente estuve visitando San Cristóbal de las Casas, observé que existe una vida nocturna bastante activa, hay cerca de la plaza central, dos o tres calles que tienen muchos negocios donde la gente acude a divertirse, escuchar música en vivo, bailar y cantar, así como beber y beber. La duda imposible de resolver: ¿cuántos de estos antros están siendo extorsionados por el crimen organizado?

En mis caminatas nocturnas por el centro de SanCris (como lo llaman cariñosamente los lugareños), se percibe la presencia de la policía local, muchos vendedores que deambulan por las calles abordando a los turistas, era frecuente encontrarse con borrachitos consuetudinarios que pedían dinero para continuar bebiendo, todos ellos de fuertes raíces indígenas, lo que sugiere un posible problema de alcoholismo en esta población. Solamente pude observar una persona dormida en una banca en una de las calles cercanas a la plaza principal, por lo que la existencia de homeless no es una situación evidente. Hay muchos turistas extranjeros y nacionales que pudieran estar interesados en el consumo recreativo de drogas, lo cual plantea la necesidad de que el gobierno regulara esta actividad, para que no tengan que recurrir los usuarios al comercio ilegal que es más peligroso.

SanCris está en riesgo, es evidente; recientemente, en plena mañana, hubo una balacera entre pandillas que disputan el control de un mercado cercano a la plaza principal. Por casualidad, enfrente de la catedral tomé un trolebús, que te pasea por la ciudad, te lleva a un mirador especial donde se encuentra, en lo alto de la montaña, la Iglesia de la Virgen de la Merced; para finalizar el recorrido, nos dejó cerca de una escuela secundaria ubicada en el centro, al lado de un mercadito. Entré y compré ropa tradicional que me protegiera del frío de montaña que se vive allí diariamente, considerando que está ubicado a 2,200 metros sobre el nivel del mar.

"La balacera fue en otro mercadito aquí cerca", me dijo un locatario al que le compré una gorra beisbolera con el logo de Chiapas. Luego me aclaró que esos comerciantes, donde ocurrió la balacera, son independientes, no le pagan impuestos al municipio, y "donde quiera hay mafia", agregó lacónicamente. Por lo que entendí de esta conversación, los comerciantes establecidos y registrados ante las autoridades locales, no son extorsionados ni pagan piso, los otros, los vendedores informales, sí son víctimas de la delincuencia organizada.

Volviendo a Monterrey tuve una plática con filio Arturo, me dijo que estaba pensando en poner un negocio: "¿Qué te parece una tortillería Nonno?" Aunque nunca he tenido una, le aseguré que sería muy rentable, que me parecía una gran idea. Hasta el momento sigo preocupado, porque tener un establecimiento así, en alguna colonia de Monterrey, podría ser motivo para volverse foco y potencial víctima de la expoliación que realiza el crimen organizado en diferentes sectores del área metropolitana. Tengo que admitir que la posibilidad de esa imaginaria tortillería empieza a quitarme un poco el sueño.




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