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Opinión Editorial


Retroceso latente


Publicación:12-02-2024
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Ha sido una inercia por revertir la hegemonía de un partido.

La democracia en México ha costado mucho.

Ha sido una inercia por revertir la hegemonía de un partido y una permanente lucha para el surgimiento de partidos y la representación de las minorías en los diferentes cargos.

En su libro "Así lo recuerdo", don Luis M. Farías contaba alguna vez que siendo líder camaral, el presidente en turno permitió –porque así se estilaba- la introducción de las diputaciones plurinominales. Parafraseando, Farías decía que prácticamente fue por cansancio que el presidente "abrió la democracia", con tal de quitarse de encima a la oposición y también la presión internacional.

En el entendido de que el principio de la representación proporcional responde a la idea de reflejar, de manera exacta, las distintas corrientes políticas, razonamiento impulsado desde un siglo antes, en países europeos.

Fue en 1963 cuando se publicó la reforma al artículo 54 de la Constitución de 1917, con lo cual se estableció que todo partido político que lograra obtener el 2.5 por ciento de la votación total de las elecciones respectivas contaría con 5 diputados, uno más por cada 0.5 por ciento de votos obtenidos, hasta un máximo de 20 diputados.

Luego, en 1977 se reformó el artículo 52 para establecer que la Cámara de Diputados debía de estar integrada por 300 legisladores por la vía de la mayoría relativa, más otros cien por el principio de representación proporcional. Y desde 1986, subió a 200 la cantidad de diputados por este principio.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, en su paquete de iniciativas constitucionales y legales anunciadas el pasado 5 de febrero y que ya envió al Congreso, propone reducir la cantidad de diputados federales.

Además, insiste en la desaparición de autónomos, y que sus funciones las absorban dependencias de gobierno, en claro retroceso de las cosas que como sociedad hemos ido construyendo. Pör si fuera poco, yendo contra la tendencia mundial de mayor transparencia.

Por supuesto, el presidente busca otra vía para su iniciativa a la ley de la industria eléctrica, luego del revés en el Poder Judicial, al que, dicho sea de paso, también busca darle su "estate quieto".

Volviendo al punto de los escaños de representación proporcional, la iniciativa presidencial representa un retroceso de 37 años al sistema político y de partidos imperante en México.

Él sabe que lo más seguro es que en la actual Legislatura, su proyecto de 20 puntos no llegue a cristalizarse, pero apela a que, de llegar Claudia Sheinbaum, el panorama cambie.

Para sacar adelante una reforma constitucional se requiere una mayoría calificada de 334 votos que Morena por sí misma, no puede.

La LXV Legislatura hoy en funciones, se integra así:  el "Frente Va x México" (PAN, PRI, PRD) representa 195 votos, mientras que "Juntos Hacemos Historia" (Morena, PVEM y PT), 273 votos.

Movimiento Ciudadano, que vota de acuerdo a su conveniencia, representa 29 votos y los Sin Partido, 3 votos.

Si bajo la estructura actual el Presidente ha hecho cuanto ha querido, qué no pasaría sin un contrapeso real en la Cámara de Diputados.

Yo estoy de acuerdo en que debe haber filtros y candados; que los diputados, de mayoría y de representación deben informar lo que hacen, ser productivos; implementar austeridades, de ser necesario, pero aquí como en el resto del mundo, la democracia cuesta y más cuando se busca se no se filtre corrupción.

Más aún, los diputados, como el resto de quienes llegar a un cargo de elección popular, deben atender los reclamos de los ciudadanos; no responder una "línea", no ser sordos y no dar la espalda a quienes, con su voto, les dieron su confianza.



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