banner edicion impresa

Opinión Columna


Celso Piña, te fuiste, pero no morirás


Publicación:27-08-2019
version androidversion iphone

++--

Gracias Celso, no morirás, porque dijiste que la música es el idioma de Dios, simplemente abordaste un vagón delantero del tren de la vida

 

A la par de la explosión que detonó el movimiento grupero en Nuevo León se empezaron a escuchar con mayor intensidad los acordes de un género que que no era tan conocido, al menos a nivel general, ese era el vallenato o conocido comúnmente como música colombiana. Era mi adolescencia, finales de 1985, época de los Converse blancos de botín y les dibujaban la bandera del Reino Unido al frente, ¿lo recuerdan?.


También, estabas "on" si tenías una grabadora color metálico, muy grande y que emocionaba a sus dueños, no solamente por el alto sonido de su volumen sino por los foquitos de colores de su ecualizador que bailaban de acuerdo al ritmo de la canción que sonaba. Yo me subí a ese tren de la moda y fui ecléctico en cuestiones musicales, oía canciones en inglés, de pop en español, de mariachi.


Fui un apasionado del rock en tu idioma y también escuché horas y horas esa música colombiana que en esos tiempos era víctima del cliché y estigma de las clases sociales, porque se asociaba con cosas inmorales e ilegales. Mentira total, al contrario, sentimiento puro que llegaba al corazón.


De ese grupo impulsor, surgió un personaje carismático, con su mítica camisa floreada, sencillo, de pueblo que recorría las calles y escaleras del famoso barrio de La Independecia que en esa época era casi impenetrable por gente extraña, solamente los habitantes tenían acceso directo, y a veces, ni ellos, normalmente con camisas floreadas y que cargaba su acordeón en su hombro derecho.


En pocas palabras, era "raza", Celso Piña, músico autodidacta y empírico que aprendió a tocar viendo y escuchando. Fue rebelde desde sus inicios, pero fue una rebeldía sana, basada en el entretenimiento y diversión y que cambió el estereotipo de que su instrumento musical era exclusivamente para entonar música norteña.


Junto con su inseparable grupo Ronda Bogotá y teniendo como testigo al Cerro de La Campana, abrió brecha dentro de la cultura regiomontana, alternando escenarios junto al grupo La Tropa Colombiana, que al lado de él, comenzaron a despuntar en ese tiempo. "La Negra Nely", "Cumbia de la Paz, "Cumbia Sampuesana" fueron sus himnos de guerra y que irrumpieron en miles y miles de hogares en la localidad.


Uff, recordar es volver a nacer y no olvido que la mayor parte de mi generación se sabía alguna canción del Rebelde del Acordeón y en ocasiones, al referirse a ti te apodaban "Celso Piñatas" con el respeto que inspira un ídolo.


Junto a los grandes gruperos como el Grupo Bronco y Los Hermanos Mier, cada uno con su nicho de público, deleitaron a los sectores populares y que no lo eran tanto con sus canciones. Cómo olvidar su famoso "güee, güee, güee, güepa", grito de guerra con el que le daba un toque especial a su música y que invitaba a bailar con su forma peculiar a los asistentes.


Tenías carisma, porque te valieron gorro las formas y protocolos y créeme que en estos tiempos no cualquiera.


La música no tiene fronteras, porque es de Dios y así fue y derribaste muros a raiz de algunos duetos con El Gran Silencio o con su famosa Cumbia sobre el rio al lado de Pato Machete despuntó para ser reconocido no solo en México sino en otras naciones a las que puso a bailar.


Celso, fuiste un auténtico rebelde, pero con causa y caías a toda madre, porque nunca abandonaste tu barrio y eso se respeta. Pintaste tu raya y pusiste a tu colonia en el radar de las cosas buenas.


Con tu música, tu territorio, aparte de ser "bravo", la gente aplaudió y vitoreó un "bravo" cada vez que mencionaban tu nombre. Quién lo diría que te enseñaste a leer con la histórica obra de Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez.


Sí, el famoso Gabo, a quién pusiste a bailar en uno de tus conciertos con la rola "Macondo" cuando entonabas ese estribillo que decía "Eres epopeya de un pueblo olvidado, forjado en cien años de amores a historia".


Hiciste lo que quisiste y cuando lo dictaste y fuiste grande, porque atrapaste el corazón de mucha gente de sectores vulnerables, la que agradece cuando tienen poco y que muchas veces es ignorada por las autoridades.


Al menos, olvidaban por un momento su situación económica. Y para terminarme de caer bien, eras Rayado y adaptaste "Con bombo y bandera" canción que cada vez que mi equipo accede a instancias finales la escucho muchas veces aunque no ganen nada. Tu cultura del esfuerzo no se olvidará, ni los aportes culturales que dejaste a la población.

Partiste con Dios Nuestro Señor y automáticamente te convertiste en leyenda, esa que será recordada por generaciones.


Los 27 discos que grabaste serán escuchados en hogares populares y no tanto. Empezaste desde abajo y pasaste de tocar cuadra por cuadra a hacerlo de continente a continente. La leyenda Celso Piña, habitará por siempre en la memoria del colectivo.


Ya no estás, pero te agradezco, porque junto con otros cantantes y grupos de otros géneros hiciste de mi adolescencia una etapa imborrable que me seguirá a todas partes. Dejaste muchos conciertos pendientes y proyectos inconclusos, pero serás inspiración para nuevos talentos.


Gracias Celso, no morirás, porque dijiste que la música es el idioma de Dios, simplemente abordaste un vagón delantero del tren de la vida, el que abordaremos todos y que tarde que temprano te acompañaremos en ese viaje que no tiene retorno, pero sí, interminables recuerdos.



« Redacción »
Efrén Jiménez Rodríguez

Efrén Jiménez Rodríguez


Publicaciones del autor