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Opinión Columna


Reconstruir el sistema de partidos


Publicación:10-08-2018
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La nueva conformación de las fuerzas políticas del país hace urgente que los ciudadanos den prioridad a la construcción de un nuevo sistema de partidos.

 

Son muchas las implicaciones que resultaron de la elección del 1 de julio. Primera, la contundencia del mandato que el presidente electo López Obrador recibió en las urnas. La amplitud y calado del mandato a su favor y de Morena configuran un balance de fuerzas políticas muy diferente. Segunda, el colapso de los principales partidos políticos, al grado que hoy en México, prácticamente no funciona el sistema de partidos.


Es preciso tener claro que el rechazo del electorado a esos partidos, en especial al PRI, no conlleva un rechazo a que la democracia en México se base en un sistema de partidos, si bien distinto al actual.


La grave pérdida de fuerza política del PRI, PAN, PRD, y Movimiento Ciudadano es por demás delicada ante la presencia de Morena, fuerza política no sólo dominante, sino que se presenta a sí misma como un movimiento que no se entiende sin la jefatura de AMLO. De quienes acudieron a las urnas, 47% no votaron por López Obrador, pues encontraba representación en alguno de esos partidos hoy prácticamente extintos. De ahí que ese electorado, poco menos de la mitad, se encuentre políticamente disperso, carente de instancias para aglutinarse.


El futuro de la democracia liberal de México no puede concebirse sin el funcionamiento de un sistema de partidos, pues es éste el que da cauce a la discusión ordenada de los asuntos públicos dentro de la institucionalidad. Dicho sistema es el eje por medio del cual el Ejecutivo le rinde cuentas a la ciudadanía, con eventos como el informe presidencial, su glosa, y la elaboración y análisis de la cuenta pública por la ASF y la propia Cámara de Diputados. La función del Legislativo respecto a los otros dos poderes del Estado mexicano es central; articula su posición a partir del efecto aglutinante de los partidos políticos.


Reconocer la necesidad de reconstruir el sistema de partidos no implica necesariamente rehacer los partidos políticos existentes antes de la elección de julio pasado. Requiere formular su oferta frente a una ciudadanía que expresó insatisfacción con su comportamiento previo. Se demanda detonar una dinámica de reconstrucción del sistema de partidos que abra opciones para la participación de las más diversas posiciones ideológicas.


Esta magna tarea va más allá de las iniciativas individuales que cada partido lleve a cabo para reconstituirse. Requiere que la ciudadanía plantee y pugne por que se creen condiciones propicias para que surjan nuevas organizaciones o partidos políticos.


También debe evitarse que los partidos políticos constituyan un monopolio de acceso al poder, lo que conlleva hacer los ajustes necesarios a las candidaturas independientes a la luz de la experiencia de esta última elección. Esos partidos, nuevos o renovados, tienen que construirse a partir de modalidades más democráticas, que incluyan una comunicación más estrecha y continua con su militancia y con la ciudadanía en general. Uno de los reclamos más importantes a los partidos es que, salvo contadas excepciones, no informan debidamente. También, que sus militantes no están satisfechos con los mecanismos de selección de dirigencias y candidatos, sentir que Morena identificó y explotó políticamente. La tarea de informar involucra a los partidos mismos, sus cuadros en el Legislativo, sus miembros en puestos de elección popular a nivel estatal y local, entre otros.


Los nuevos partidos habrán de dar más importancia a la formulación de ideas y propuestas, que se discutan a su interior para luego incorporarlas en su oferta a la ciudadanía. Eso implicará un actuar más vigoroso de sus fundaciones e institutos. Algo similar es deseable respecto a la incorporación de nuevos individuos para formar cuadros que les den sustento.


Por último, la reconstrucción del sistema de partidos también exige reconsiderar su financiamiento. La excesiva dependencia de dichos partidos en recursos provenientes del INE ha inhibido su creatividad para financiarse de sus bases, con cuotas individuales, transparentes, y conforme a las disposiciones que se establezcan. De lo contrario, se debilita el reconocimiento de que son esas bases quienes les dan vida en todos los aspectos, con ideas, trabajo, recursos y militancia. La nueva conformación de las fuerzas políticas del país hace urgente que los ciudadanos den prioridad a la construcción de un nuevo sistema de partidos.



« Redacción »