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Opinión Editorial


Cómo quiero ver a las familias mexicanas


Publicación:05-03-2018
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Ayer, como cada primer domingo de marzo, se celebró en México el Día de la Familia. Para mí, la familia es la célula básica de la sociedad, es donde se forman los valores. En la organización política a la que entré desde muy joven aprendí que es el cauce principal de la solidaridad de las generaciones, que es el primer espacio de la responsabilidad social. La familia es un instrumento para que las personas que lo integran se perfeccionen. En familia debemos aprender a compartir, a convivir, a respetar los derechos humanos y a construir el bien común. El Estado debe protegerla.
Yo quiero ver a las familias con los ingresos suficientes para cubrir todas sus necesidades. Quiero que en vez de un salario mínimo haya un “salario familiar”, un ingreso suficiente para mantener a una familia y asegurar la dignidad de las personas. Hoy no alcanza ni para pagar el costo diario de la canasta básica definida por el Coneval. Quiero que las jefas y los jefes de familia que trabajan muy duro y que ganan menos de 15 mil pesos mensuales no tengan que pagar ISR. Quiero que cada jefe o jefa de hogar que quiera poner un negocio en vez de trámites y corrupción encuentre créditos y apoyo.
Quiero ver a las familias mexicanas con tiempo para la convivencia de calidad y para ello hay que asegurar horarios laborales flexibles y eliminar los horarios extendidos. Esto es una demanda que he escuchado reiteradamente por parte de mamás y papás trabajadores, que preferirían regresar más temprano a sus casas y alcanzar a ver a sus hijos despiertos, ayudarles a la tarea, hablar con ellos de sus preocupaciones y problemas y escuchar sus sueños y metas. Esa convivencia insustituible es un derecho que el mercado laboral debe reconocer y respetar.
Quiero ver a las familias mexicanas desarrollar sus vidas sin el temor permanente al crimen y a la violencia de los delincuentes. Quiero que haya policías honestos y profesionales que cuiden de las familias en cada barrio, en cada colonia, en cada municipio, en cada estado y en todo el país. Quiero que cada familia recupere la confianza en la autoridad que la cuida. Y también que cada oficial de policía sepa que hay un gobierno que cuidará su integridad y su desarrollo y velará por su familia siempre. Desde luego, también quiero que las familias de nuestros soldados y marinos sepan que hay una Presidenta que verá por las mujeres y hombres de uniforme que defienden dignamente a México.
Quiero que las familias mexicanas vivan libres de violencia también de la puerta del hogar hacia adentro. Es urgente combatir la violencia intrafamiliar. Como ya lo he expresado al hablar de feminicidio, se necesitan acuerdos para que los Ministerios Públicos no promuevan invariablemente la resolución alternativa de conflictos en casos de violencia contra mujeres. Y, que los estados tengan incentivos para quienes logren disminuir la violencia y mejorar la calidad de vida de mujeres y niñas. Con el mismo rigor, es urgente combatir la realidad del abuso y la violencia contra los niños. Necesitamos un programa nacional de prevención del abuso contra los niños y niñas y revisar la Ley General de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. Quiero que ante cualquier vulneración a los derechos de las niñas, niños o adolescentes haya un gobierno que actúe con prontitud y determinación a fin de garantizar la restitución de derechos y velar siempre por el interés superior de la niñez.
Finalmente, quiero ver a todas las familias mexicanas unidas por el amor y el respeto. Quiero que en este 2018 la política no sea factor de división familiar, sino de aprendizaje democrático. Que cada familia, de acuerdo con sus creencias, fortalezca su capacidad de enseñar a los más jóvenes las reglas de la convivencia, la integridad personal, el compromiso con nuestra comunidad y el amor a México. Quiero que la familia mexicana esté unida por valores como la honestidad, la libertad, la vida, la dignidad de la persona y la solidaridad.

 

 



« Redacción »