Lo hizo en un domingo de ramos, finalmente mucha gente lo reconoce como el mesías; el mensaje  por pronunciar el pueblo lo esperaba con mucha  esperanza, pues se avecinaba una de  las semanas más críticas de la  contingencia de salud, pero también daba inicio la semana santa.

Y ahí estaba en el templo llamado Palacio Nacional, solo, dando la letanía frente a las paganas cámaras de  televisión; recitaba  una liturgia  ya escuchada, pero no se le podía  pedir que saliera de las sagradas palabras  que una vez pronunció en campaña, por lo que ante este apocalíptico virus, no podía, no debía  cambiar, así que lo dijo una y otra vez: “primero los pobres”, dejando en claro que la prioridad es seguir apoyando  los programas de bienestar social.

Al terminar  su ritual, las maléficas  redes sociales se llenaron de ataques comandados por los Fifís, los nuevos Fariseos, los  que  han estado gritando durante toda esta semana: “Crucifíquenlo,  crucifíquenlo… Revocación de mandato”. Para ellos, los empresarios y los gobiernos de los estados deben hacerse cargo de esta contingencia  de salud, pues el mesías  ha perdido toda cordura, los milagros se acabaron.

Entre las profecías  de las redes, sobresalían también las de la prensa y otros medios de comunicación  conservadores que, sintiéndose los sumos sacerdotes  de las sinagogas, argumentaban las carencias en materia  económica para ayudar a  los empresarios del ahora  falso profeta, de aquel que un 1 de julio vieron como el salvador de México, el enviado de Dios… El mesías.

Mientras que el virus apocalíptico  avanza,  los viejos, las mujeres solas, los niños con discapacidades, los jóvenes que NI ven, NI oyen la sociedad,  reciben unas monedas para sobrevivir a una cuarentena, a este  encierro que ha paralizado no sólo a México, también al  mundo,  este mundo gobernado por un gran imperio;  como el Romano de la época de Jesús,  hoy  este imperio se llama Neoliberalismo.

En esta semana se le ha visto al “mesías” solo  e igual que cuando salió a predicar  el domingo de ramos, sus discípulos (el gabinete)   no aparecen. ¿Dónde están Arturo Herrera, Olga Sánchez Cordero, Romo, entre otros? Los pocos que  salen junto a él dudan,  se contradicen;  saben que  es eminente, viene una crucifixión y como el Pedro del pasaje religioso, lo negarán tres veces o las veces que sea necesario para llegar vivos electoralmente al 2021.

Pero el pueblo, sus feligreses, sus Chairos,  los pobres, los vulnerables, lo resucitarán pasada esta pandemia, este caos económico mundial; al tercer año de su mandato se volverá a levantar de entre los muertos, volverá a caminar por las plazas  y calles de los pueblos pobres y olvidados, volverá a oír las alabanzas, que se convertirán en votos y el mesías y su fieles seguidores volverán a reinar este país lleno aun  de más pobres.