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Opinión Editorial


Puntos sobre las íes


Publicación:11-07-2022
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Son las 3 de la tarde de un día de verano y en un punto autorizado

Son las 3 de la tarde de un día de verano y en un punto autorizado, hay una persona adulta mayor que a lo lejos divisa su ruta, hace la señal de parada, pero el operador lo ignora olímpicamente, aunque la unidad no va saturada.

La situación para el abuelito se repite una y otra vez hasta que una joven se acomete y le hace la parada al siguiente bus -aunque no era el que ella abordaría-, en un gesto de empatía con el adulto mayor, que al fin logra subirse al camión para continuar su camino.

Lo mismo sucede con otra vecina que con las bolsas del súper desea llegar a casa, pero los camiones van a su máxima capacidad y no es sencillo que se detengan.

Hace menos de quince días, algunas rutas del servicio público subieron la tarifa a razón de 15 pesos. Las rutas 101, 105, 109, 117, 205, 219 y 323 fueron, entre otras, las que dieron el madruguete a finales de junio y aunque el gobierno estatal rechazó el ajuste, sigue habiendo una que otra queja al respecto.

De verdad trato de ponerme en los zapatos de los operadores del transporte quienes con tremendo calor y sin clima –suspendido desde el inicio de la pandemia del Covid- es sencillo que se deshidraten, que se irriten por la gran cantidad de usuarios y por el tráfico de la ciudad, pero el trato cordial es parte de su trabajo o al menos se supone que forma parte de su preparación para trabajar en las rutas urbanas.

Tampoco es entendible ni defendible que los empresarios sigan con arcaicas formas de presión para salirse con la suya.

Con el pretexto del Covid cada vez hay menos unidades en circulación no obstante que lo más grave de la pandemia ya se superó. Los tiempos de espera y de traslados siguen siendo amplios y para colmo hay cada unidad en estado tan deplorable, que se termina bajando molido de cada brinco que se dio en el trayecto.

El caso es que, tras el madruguete de los 15 pesos, el gobierno estatal requisó la ruta 400, entró al quite brindando el servicio, pero los dueños de la ruta, viejos lobos de mar en este mundo de los negocios, ya se ampararon.

Hablar de esta ruta, sus dueños y su largo historial no del todo bueno, merece su propio ejercicio editorial que dejaré para mejor ocasión.

El gobierno sigue buscando concesionarios fuera de Nuevo León; eso es bueno, pero curándose en salud o previendo lo que se viene, es menester poner los puntos sobre las íes respecto a lo que se espera de ellos porque ya que los usuarios no debemos seguimos padeciendo por lo que muchos gobiernos han ido dejando de hacer.

Y aplica lo mismo para las rutas de camiones y microbuses como para el Metro y el servicio de taxis.

Cansados estamos de los espejitos, de que prometan un servicio de calidad, con más y mejores unidades y una larga lista de lindezas que nunca sucedieron.

Dice el dicho que “obras son amores y no buenas razones”.  Juzgue usted.




« El Porvenir »