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Opinión Columna


¿Por qué no creer?


Publicación:19-02-2019
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¿Por qué no creer en la verdad de la voz del presidente López Obrador? Si eso nos permite construir un mejor futuro para México

 

Las propuestas que presenta el Ejecutivo desatan polémica. Son cuestionadas tanto en los órganos legislativos o en la opinión pública general; actores legislativos las objetan ante la sospecha de que, detrás de éstas existe una intención perversa con fines que atienden sólo a intereses personales, de grupo o del partido político del presidente Andrés Manuel López Obrador, en este caso Morena.


Hoy, parece que la verdad no se encuentra en lo que diga cualquier personaje dedicado a la vida política. La verdad ya no es lo que se dice en propia voz. La verdad sólo se encuentra en la capacidad que el receptor tenga de creer o interpretar; entonces la carga de perversidad y conducta ajena a la verdad no necesariamente se genera por quien lo dice, también puede ser generada por quien lo piensa.


Muchos creemos, por nuestra edad o condición personal, que esta es posiblemente la última oportunidad que nuestra generación tiene de aportar efectivamente al fortalecimiento y crecimiento del país; por ello la confianza al Ejecutivo es fundamental ante las circunstancias en que nos encontramos.
La oposición está obligada y debe cuidar el equilibrio, sin embargo, cuando la oposición se contrapone por el simple hecho de no creer en lo que un político dice, la carga de la perversidad se da a quien lo piensa, no a quien lo dice.


Muchos políticos creemos en decir y sostener con hechos lo que públicamente se expone, muchos creemos en la necesidad de dejar el interés personal, por creer en un proyecto que perfeccione la vida cotidiana de los mexicanos, que acabe con la injusticia y desigualdad social y que armonice la convivencia política y social.


Dice el clásico "Pero qué necesidad" y para muestra un botón: qué necesidad tendría la ministra Olga Sánchez Cordero de haberle dado un cambio radical a su vida y seguramente pasar del confort que te generan años de trabajo constante, a la necesidad de iniciar tu actividad todos los días a las 4 de la mañana, recibir ataques, estar expuesta a grillas internas y dejar de dedicarle tiempo a su familia.


Es claro que doña Olga Sánchez Cordero ha logrado un crecimiento económico y profesional con el esfuerzo que, a lo largo de su actividad, obtuvo no sólo como ministra de la Corte, también es reconocida como una de las juristas mejor calificadas del país. Entonces, por qué no creer que en el esfuerzo que realiza día a día, aportando su conocimiento y experiencia, la motivación simple y llanamente es amor por México.


¿Por qué no creer que muchos estamos dispuestos a dar nuestro mayor esfuerzo y anteponer el interés colectivo del mayor proyecto de nuestra vida, México?


¿Por qué no creer en la verdad de la voz del presidente López Obrador? Si eso nos permite construir un mejor futuro para México.


¿Por qué no creer que México puede, y debe, dejar de ser observado por la comunidad internacional como un país en vías de desarrollo o tercermundista?
Ha llegado el momento de acreditar el amor y la pasión por México. Ha llegado el momento de actuar, acreditando solvencia moral, siendo congruente con lo que se dice y lo que se hace. Este es el momento y tenemos la oportunidad para trascender no sólo en un corto tiempo. Es el momento de acreditar, ante la historia para nuevas generaciones, la valía de la aportación que hacemos por nuestra nación.


Si todos creemos que el presidente López Obrador pretende trascender en la historia como el mejor presidente o por lo menos a la altura de Juárez, entonces ¿por qué no creer que habrá de hacerlo? Su actuación no sólo estará en el escrutinio del tiempo actual; su actuación, quedará honrada o manchada en las páginas de nuestra historia dependiendo de cómo acredite lo que dice con lo que hace.



« Redacción »
Héctor Serrano Cortés

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