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Opinión Editorial


Para noviembre


Publicación:13-08-2020
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Y falta poco tiempo para que los demonios se suelten

Los tiempos se adelantaron. De acuerdo con el tradicional calendario electoral, el oficial y el no oficial, el proceso político que renovará toda la estructura gubernamental, las pre pre pre campañas comenzarían en diciembre, pasarían a enero, y poco después se soltarían los demonios. Ahora no. Por cualquier ocurrencia o modificación los acuerdos político-electorales ese maremágnum se trasladó a noviembre de 2020.

Y esa ligera pero profunda modificación pescó dormidos a unos, desvelados a otros y atolondrados a la mayoría de quienes suspiran por estar viviendo a expensas del dinero público. Lo de servir a la ciudadanía es otro cuento, generalmente se cuenta como parte de las peroratas en la consecución del tan añorado puesto. Y entonces todo se ajusta o debe ajustarse. 

Por lo tanto, y conforme al nuevo escenario, hay que improvisar. Acelerar. Trasladar cuentas bancarias. Conseguir fondos económicos de padrinos, amigos, socios, familiares, negociantes, mercachifles, amantes, inversionistas políticos. Alguien dirá: yo pago mi campaña. Otro dirá: voy a pedir prestado. Otro más: me voy a asociar con alguna empresa al cabo tengo asegurado el puesto, no le hace que sea Odebrecht. Otro: mi partido me destinará presupuesto para la campaña, por eso no me preocupo.

Quienes sí se preocupan son precisamente los partidos. Sobre todo aquellos que no tienen candidato a la gubernatura amarrado. O sea: Morena, Movimiento Ciudadano y el PAN. Los demás se alían. Y preocupado anda Samuel García cuya promoción para obtener la candidatura de Movimiento Ciudadano a la gubernatura le salió al revés. Por promoverse en su intimidad junto con su esposa a quien regañó por enseñar partes de su cuerpo más de lo que permite la decencia moral, lo tupieron de machista y antifeminista. Ni con disculpas públicas, algo que se ha puesto de moda entre políticos, pudo salir del hoyo. Y lo más seguro es que la nominación se la caiga. Y otro sea el postulado para la candidatura mayor.

Y el PAN no encuentra un candidato a la altura de las circunstancias. Tiene dos viables: uno, el senador Víctor Fuentes; otro, Mauricio Fernández. El primero sí quiere, pero no lo quieren los meros meros del PAN por estar prieto y chaparro. Ya ven que en el PAN abundan los de piel blanca, cabello claro, de preferencia güero y ojitos azules. Y el segundo simplemente se da a desear. Mauricio ya fue candidato Y perdió. No necesita que le paguen la campaña. El tiene con qué. El chiste es que quiera. Y va a querer en la medida que considere que pueda ganar. Si no, no. Por lo tanto al PAN no le queda más que dos caminos: hacer alianza con otro partido que tenga un candidato viable a la gubernatura: o, alquilar un candidato ciudadano de reconocida solvencia moral.

Y Morena está peor. No ha dado luz. No ha dado señales de vida. No ha dado un paso adelante, aunque adelante se encuentre el abismo. Con tanto dinero que recibe de las instancias electorales no ha podido tejer una estructura electoral respetable. No hay trabajo de campo. La lideresa, Bertha Puga, aunque no cobra un salario, no ha podido sacar a Morena a la calle. Todo es pura grilla interna. Morena es el botín de advenedizos políticos, fugitivos de otros partidos y asaltantes electorales. 

Morena no haya qué hacer. No sabe si aceptar a Clara Luz Flores como candidata a la gubernatura, o a Tatiana Clouthier. La primera, nada qué ver con los principios y postulados de Morena, al contrario, representa lo que tanto combate Morena; la segunda, es la ideal. Pero no ha dicho ni pío. Y falta poco tiempo para que los demonios se suelten.         



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