Una de las características de las democracias modernas es la gran participación de la sociedad civil, así como de una Oposición política ajena al gobierno en el poder que tenga una gran madurez para reconocer cuando las cosas se hacen bien, pero sobre todo señalar y exigir en el momento en que los resultados de las acciones no producen buenos dividendos.

Potencias mundiales como Japón, Alemania y hasta el propio Estados Unidos basan sus políticas públicas en el equilibrio y participación que tiene la ciudadanía y la clase política al momento de pedir cuentas a sus presidentes.

En México, sucede un fenómeno muy marcado y que raya en lo trivial y sistemático, porque con la llegada al poder de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre del año pasado la ola de críticas y obuses de parte de la oposición política no se han hecho esperar y de manera automática, los posicionamientos de personas ajenas a él o que no concuerdan con sus colores e ideologías políticas invaden las redes sociales o los noticieros de los diferentes medios de comunicación del país.

Soy un convencido de que en esta vida y en cualquier ámbito de nuestra vida personal ni todo es totalmente bueno, ni todo es malo, hay que entender que existen claroscuros , de los cuales surgirán otras tonalidades.

Si queremos avanzar como democracia tenemos que tener madurez política y hacer a un lado el fanatismo político y las corrientes ideológicas que a final de cuentas provocan un vacío ciudadano y político.

Después de la desastrosa gestión de Enrique Peña Nieto y de todos sus desatinos en la toma de decisiones es imposible que en menos de sesenta días AMLO limpie la casa de toda la suciedad que quedó regada después de la pachanga que tuvo durante seis años la población mexicana.

Normalmente los políticos que más critican y exigen son los que menos hacen y a los que les falta tacto o capacidad para gestionar soluciones a sus representados. Políticos hagan a un lado su irracionalidad, maduren y juntos y de la mano del Mandatario, comiencen a construir puentes y castillos para beneficio de nuestro querido México. Somos una gran nación y en el momento en que se tenga que criticar por malas cuentas entregadas háganlo con todo su pundonor.

Hay que dar tiempo a que termine de acomodarse en esa silla que le dejaron con tres patas en vez de cuatro. Quiero a mi país y deseo que salga de ese tobogán en el que fue metido, pero solamente se podrá lograr si todos ponemos nuestro grano de arena y desde cada trinchera particular señalamos lo que se haga de manera inadecuada o justificada y aceptemos lo que se llegara a realizar correctamente.

Señores políticos, la mejor forma de hacer bien su trabajo es laborar unidos para sacar adelante a nuestra nación.

Una oposición madura es la que critica y reconoce las acciones de gobierno.