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Opinión Editorial


Muerte de Emiliano Zapata


Publicación:08-04-2019
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Este 10 de abril se cumplen los 100 años del asesinato del caudillo del sur, general Emiliano Zapata. Los campesinos e indígenas del estado de Morelos se organizaron al calor del movimiento revolucionario, dirigido por don Francisco I. Madero, contra el general dictador don Porfirio Díaz.

La demanda de los campesinos del sur y de sus líderes sociales y militares, era que se regresaran las tierras a sus dueños originales, ideario plasmado en el Plan de Ayala de la autoría del general Emiliano Zapata, Otilio Montaño y otros líderes campesinos, que representaban las aspiraciones de la gente del sur del país.

Zapata personificaba al contingente campesinoarmado más importante del sur de México, mientras que Francisco Villa dirigía la gran División del Norte, y simbolizaba un movimiento agrario, popular, con otro matiz distintivo: Villa era un peón y bandolero, además de nobel hombre de negocios; junto a ambos caudillos populares, estaba don Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, y persona de familia acomodada, como lo había sido Francisco I. Madero, enalteciendo en ambos casos sus aspiraciones patriotas por emancipar al país del régimen dictatorial de don Porfirio Díaz. Estos ejércitos revolucionarios, como muestra de cohesión,tenían su jefe máximo y jefes militares intermedios, así como mandos medios y responsables de tropa de base, un verdadero régimen militar que supo ajustarse a las necesidades bélicas de la revolución.

El general Emiliano Zapata, por su cuenta, demostró en más de una ocasión su autonomía e independencia respecto del presidente Madero y después de la convención de Aguascalientes, su autonomía e independencia respecto a don Venustiano Carranza, en ambas ocasiones el general Caudillo del Sur, demostró su capacidad y organización militar, exigiéndole, en el caso de Carranza, una disfrazada conspiración que implicaba al general Pablo González y al coronel Jesús Guajardo.

En reunión político-militar de Venustiano Carranza, Pablo González y Jesús Guajardo, acordaron asesinar al general Emiliano Zapata, mediante una trama donde el coronel Guajardo haría creer a Zapata de su ruptura con Carranza y como prueba de ello, ordenó fusilar a 50 jefes militares carrancistas, y logró en seguida una reunión secreta en la Hacienda de Chinameca donde se recibiría al general Zapata con los honores de jefe militar.

En dicho lugar, llega el general Emiliano Zapata con su escolta de diez hombres y cuando la guardia de honor rendía honores al caudillo del sur, se hizo una descarga de fusilería sobre el general acribillándolo, al mismo tiempo que el coronel Guajardo ejecutaba a tres oficiales de la avanzada de Zapata y así se informó al presidente Venustiano Carranza de la misión cumplida.

Poco después, el coronel Guajardo recibió un nombramiento de general, como recompensa del crimen cometido en la persona del líder agrario y general del sur del país.

Bien dice la historia, que al que hierro mata con hierro muere, y los autores intelectuales y materiales del asesinato de Zapata tuvieron la misma suerte. Guajardo fue fusilado en Monterrey y Pablo González también fue sentenciado a pena capital, pero fue perdonado por el presidente Carranza. Don Venustiano Carranza terminó siendo ejecutado cuando se desplazaba a Veracruz y González asesinado en un asunto de cuentas personales, aunque siempre se dudó de eso.

Entre los líderes sociales, políticos y militares de la Revolución Mexicana, tenemos algunos con gran capacidad intelectual que supieron dejar plasmados sus ideales, tales como Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, los hermanos Flores Magón, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calle y Lázaro Cárdenas, entre otros.

La trascendencia histórica que dejó a los mexicanos el general Emiliano Zapata está plasmada en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 27, relativo a los derechos que los campesinos tienen a una parcela de cultivo y que durante décadas, la política de reforma agraria, el reparto de tierras, los apoyos a la producción del campo, han sido derivados de la aplicación del pensamiento agrario que nos dejó el general Zapata.

La política neoliberal que se aplicó en México de los años 80s del siglo pasado hasta el año 2018, recién con el cambio de régimen y la Cuarta Transformación que dirige el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el caso de la propiedad y reparto de la tierra de cultivo, acabó con aquel ideal agrario zapatista, cardenista y se dio cauce a la privatización de las tierras ejidales.

El ideario de Zapata se ha puesto en actualidad a lo largo de los años, desde los años 80 del siglo pasado a la actualidad, con dos acontecimientos nacionales vigentes: el movimiento zapatista de Tierra y Libertad, que se tradujo en una colonia con el mismo nombre en la ciudad de Monterrey, y se completó en su participación política al ser parte fundador del Partido del Trabajo (PT); esta colonia prototipo de Tierra y Libertad ha creado una comunidad solidaria y una Universidad popular que lleva el mismo caudillo del sur, Universidad Emiliano Zapata; y el otro movimiento nacional de corte zapatista, es la formación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en la región de Chiapas, donde las comunidades indígenas luchan, hasta la actualidad, por la tierra, educación popular, salud pública, democracia y respeto a la autonomía indígena.

El nuevo gobierno federal que representa el licenciado Andrés Manuel López Obrador ha decretado al presente año como el año del zapatismo, bajo el ideal de ofrecer y hacer realidad una mejora sustancial en las condiciones de vida de la población que ha vivido en condiciones de pobreza extrema. El ideario de Zapata está presente en las políticas sociales del actual presidente de la República y a cada día, sea con sus conferencias mañaneras, o durante la tarde con un evento público dado a conocer vía su canal en Youtube, o durante los fines de semana, igualmente por las redes sociales, a cada instante el presidente de México deja entrever el propósito social de su gobierno, con su frase icónica de: “Para el bien de todos, primero los pobres”, siendo consecuente con sus políticas públicas y a la vez manteniendo una idea del crecimiento de México dentro de una economía global y un economía de libre mercado. ¡

 

 



« Redacción »
Arturo Delgado Moya

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