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Opinión Columna


#MeToo y las deficiencias del sistema de justicia penal


Publicación:06-04-2019
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Han sido semanas difíciles, de leer muchos casos de violencia contra las mujeres, de reabrir heridas y miedos. También han sido semanas de preguntas complejas que pocas veces tienen respuestas precisas y claras. Gracias al movimiento #MeToo, las redes sociales han puesto de manifiesto los distintos tipos de violencia que experimentamos las mujeres en distintos ámbitos: en la pareja, en el trabajo, en la escuela, en la calle.

Ante este movimiento, algunos usuarios han pedido a las mujeres que denuncien ante las autoridades correspondientes y no en redes sociales. Sin embargo, ¿qué implica levantar una denuncia por violencia de género ante el sistema de justicia penal? Me parece injusta la petición que se hace a las mujeres para denunciar delitos de violencia de género cuando todos sabemos que es un martirio levantar una denuncia ante un Ministerio Público. Según la Envipe 2018 del Inegi, 93.2% de los delitos que se cometieron en el país no se denunciaron.

Entre las causas que se reportan por las que no se denuncian los delitos está el considerarlo una pérdida de tiempo. Tomando en cuenta que muchas veces las mujeres víctimas de violencia no tienen con quién dejar a sus hijos o no pueden perder un día de trabajo, uno revalora la petición por levantar denuncias. Según la Endireh 2016, el 43.9% de las mujeres reportan haber sufrido algún tipo de violencia a manos de su pareja.

Considerando esta cifra es necesario analizar la dificultad que existe para identificar y denunciar la violencia cometida por personas con las que se establecen vínculos afectivos, así como la normalización que existe respecto a esta violencia. Cuando uno revisa por qué las mujeres no denuncian las agresiones físicas o sexuales por parte de sus parejas, se encuentra que 46% de las mujeres consideraron que “se trató de algo sin importancia”.

Esta cifra también pone de manifiesto la dificultad que existe para denunciar violencias por parte de personas de las que se depende económicamente. Muchas veces las mujeres no denuncian agresiones cometidas en su contra por su anterior o actual pareja por temor a perder el sostén económico de su familia. Otro tema poco explorado en las discusiones recientes respecto al movimiento #MeToo tiene que ver con la revictimización que sufren las mujeres al momento de levantar una denuncia.

De acuerdo a la Guía contra la violencia de género en ministerios públicos, de Impunidad Cero y de Tojil, una de las malas prácticas que ocurren durante un proceso penal tiene que ver con la discriminación que padecen las mujeres al momento de levantar una denuncia.

Al ser cuestionadas sobre el delito, las mujeres son estigmatizadas e intimidadas con base en una serie prejuicios de género: “¿pero así ibas vestida?”, “¿estabas tomada?”. Esta discriminación se convierte en una segunda violencia que viven las mujeres al momento de denunciar, así como en un incentivo para no hacerlo. Si a esto se añade la alta cifra de impunidad en el país, se comprende la reticencia por levantar una denuncia.

Las mujeres no denuncian la violencia de género ante las autoridades correspondientes porque el sistema de justicia penal es ineficiente y las revictimiza.

Hablemos de esto. Las mujeres no tendrían por qué organizarse para lidiar con la violencia sistémica que encuentran en todos los ámbitos de su vida, tampoco les corresponde resarcir las carencias de las instituciones públicas de seguridad y justicia.

Las peticiones por el respeto al debido proceso y a la presunción de inocencia no se tienen que hacer a las mujeres, sino a las instancias del sistema de justicia penal.

 



« Redacción »