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Opinión Editorial


Los hermanos


Publicación:06-09-2020
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Yo creo que nadie necesita un diccionario para saber qué significa un hermano o hermana.

Yo creo que nadie necesita un diccionario para saber qué significa un hermano o hermana.

Decía el arzobispo anglicano Desmond Tutu que “no eliges a tu familia. (Los hermanos) son los regalos que Dios da”. Nada más cierto.

Biológicamente hablando, tengo tres hermanos de la misma madre y mismo padre. Desde pequeños, el mayor gustó de su soledad y evitó por mucho, participar en los juegos del resto. No, no es que demerite su rol en nuestro lazo fraterno; antes, al contrario, él merece todo un artículo por las grandes aportaciones a la causa familiar. Quizá más como un alma vieja, actuó de manera más madura y seguro sea ese el motivo por el cual nuestros juegos le parecían poca cosa.

Así, pues, los tres restantes –yo la mayor de ellos-, jugábamos lo mismo a un improvisado boliche con peluches y alcancías o al trenecito usando la parte baja de la mesa.

Irasema, la más inteligente, siempre nos sacaba de apuros académicos, no sólo a nosotros; a diario sus compañeros le llamaban en busca de asesorías escolares… y gratis.

Claro, yo, la que siempre alardeaba de sabionda, me veía rebasada por las pequeñas trampas que me ponía mi hermana al poner a prueba mis “conocimientos” y es fecha que sigo sufriendo bullying por ello.

Lo mío, lo mío, siempre fue más soñador: escribir, dibujar, aprender lo elemental de música y canto.

Y del más chico qué puedo decir: además de ser el natural predilecto de mis padres, creo que también fue el favorito de nosotras, sus hermanas, aunque nunca lo hayamos dicho en voz alta; es más divertido reírnos de él por ser el “consentido” y que “cargue su cruz” por ello.

Para mí, mis hermanos han sido inspiración y ejemplo en más de un aspecto. Los amo, los admiro y los respeto.

A propósito del “Día Mundial del Hermano” que se celebró el pasado 5 de septiembre quiero honrarlos desde lo más profundo de mi corazón. Creo que pese a todos los asegunes de la vida, hemos compartido grandiosos momentos juntos, nos hemos acompañado en los más dulces pero también en los más dolorosos momentos. No hay una sola fricción que no hayamos podido superar a lo largo de nuestra vida.

Pues resulta que el “Día Mundial del Hermano” debe su conmemoración al aniversario luctuoso de la Madre Teresa de Calcuta, quien dedicó su vida a la labor social y que fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta en 1950.

Pero la festividad no es exclusiva de los hermanos de sangre; también sirve para honrar y conmemorar la hermandad espiritual y al respecto puedo alardear de tener grandes amigos y amigas que son más que hermanos para mí.

En el#DíaMundialdelHermano celebro a mi familia de crianza, pero también a mi familia extendida ¡Soy tan rica y afortunada!

Justo en estos tiempos de pandemia, en que es difícil visitar, convivir, abrazar a nuestros hermanos y seres queridos, el lazo se vuelve más fuerte.

La hermana más templada y adormilada se vuelve un tigre cuando su hermano o hermana tiene problemas, es una frase que he leído por ahí y que me queda como anillo al dedo porque si algo hemos aprendido de mi madre es a defendernos y cuidarnos unos a otros.

Nos decía doña Hope “quiéranse mucho, procúrense, porque son lo único que tienen, lo que perdura” y es una frase que hemos hecho nuestra forma de vida.

Orgullosa puedo decir que mis hermanos son mis mejores amigos. No cualquiera, creo.

Así que, como siempre digo, más allá de una fecha en el calendario, hermanos de sangre o espirituales, hay que cuidarlos, pues por más extraños que de repente parezcan, funcionan como redes de seguridad en este mundo caótico.

¡Feliz día de los hermanos!




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