La pequeña Alessa recién ingresó a la primaria, toma clases en línea como todo el alumnado en este caótico y surrealista 2020.

En medio de la pandemia, sus únicas salidas y de manera ocasional, son a la tienda de la esquina, claro, acompañada de su madre. Lleva 6 meses en esta cuarentena que se hace cada vez más larga.

Disfruta las clases, comparte conocimientos con su madre, abuela y bisabuela; sus pasatiempos son los videojuegos, televisión y largas videocharlas con la parentela.

Marisol, como Alessa, sigue sus clases en casa y se ha aplicado a todo lo que las y los maestros le enseñan a través de una pantalla; dice que es fan del Club Tigres, lo que tiene “preocupado” a su papá, que es Rayado. Pese a todos los vaivenes de la vida, Marisol sonríe y es feliz.

Luna aún no va a la escuela pero es  el torbellino de casa. Acompaña a su hermanito mayor, Alex, mientras hace sus tareas; ella se enfoca en sus crayolas, dibuja y también juega a las muñecas.

Alessa, Marisol y Luna, son las más pequeñas de mis sobrinas y aunque como toda familia que vive una pandemia tan desastrosa como esta donde no siempre se puede tener toda comodidad, eso pasa a segundo término porque viven en un núcleo de amor.

En casa se empapan de valores, aprenden de la convivencia y de compartir y si la vida me permite, las veré crecer y atestiguarécada uno de sus logros.

El 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña, una fecha promulgada por la ONUpara brindar apoyo a todas las niñas del mundo en defensa de sus derechos, así como generar conciencia a la población sobre los terribles problemas que les toca vivir a estas pequeñas solo por su género.

Es cierto, el mundo ha avanzado muchísimo y hoy, las niñas y adolescentes reciben las mismas oportunidades de vida, salud y educación que los varones, pero de acuerdo con la ONU, hay aún muchas problemas por resolver y es apremiante atenderlos pues estas niñas de hoy serán las mujeres del futuro.

“Mi voz: nuestro futuro en común”, es el lema del Día de la Niña para este 2020, a fin de seguir luchando para empoderarlas.

Quizá este año en las escuelas no se puedan organizar charlas alusivas al tema, pero desde casa, como tías, madres de familia, abuelas o amigas, podemos seguirlas impulsando, despertando en ellas el interés por seguir adquiriendo conocimientos, que sean personas felices.

También este 11 de octubre se celebró el Día Internacional del tío y la tía, vocablo que se utiliza para referirnos al hermano o hermana de nuestro padre o madre.

En un tío o tía, los sobrinos encuentran, a veces, esa persona a la que pueden confiar cosas que no siempre se atreve a hacerse con los padres, de ahí la importancia y compromiso de ser buen ejemplo para influir de manera positiva en su vida, apoyarlos y cuidarlos.

Casi me atrevería a decir que soy la tía “grumpy” del clan, pero dejaré ese juicio para la historia; lo que sí sé es que ser tía es genial, que he disfrutado y sufrido con anécdota y tristeza de mis sobrinos. Hoy la pandemia nos obliga a mantener distancia, pero mantenemos esa cercanía que nos hace familia.