banner edicion impresa

Opinión Editorial


La paciencia


Publicación:05-07-2020
version androidversion iphone

++--

“La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces”.

Este 2020 nos sigue sorprendiendo y abrimos el segundo semestre nada más y nada menos que con 11 y pico millones de personas en el mundo, padeciendo por el Covid-19.

Naciones como Italia, Francia y España, poco a poco, vuelven de manera segura a una nueva normalidad que en América Latina estamos lejos de poder emular porque en esta pandemia no parecemos estar dispuestos a aportar paciencia.

Es entendible, las condiciones de los europeos y los latinos no es para nada parecida en cuanto al ingreso familiar y apremia salir a buscar el pan diario; a ello se suma nuestra comprometida capacidad hospitalaria y personal médico que hace milagros, pero no las tiene todas consigo.

En cuántos memes, conversaciones y redes sociales hemos leído los lamentos por haber comenzado el año con un “2020 ¡sorpréndeme!” o cómo de manera sarcástica hemos decretado que este año no hemos cumplido años ya que no se ha podido hacer festejo alguno.

Y lamentamos no poder tomar vacaciones en un centro de recreo o la playa; y lamentamos no haber abrazado a nuestra madre o padre en su día.

Lo cierto es que si usted puede leerme hoy o cualquier día y yo he podido escribir estas líneas es porque, gratamente, aún andamos por estos caminos en tiempos del coronavirus.

Mal que bien podemos “alardear” de una dosis de salud, cuando otros miles están intubados, respirando de manera artificial tratando de luchar por su vida, no siempre con éxito.

Bien dicen por ahí que la paciencia es un árbol de raíz amarga, pero también es cierto que si nos esforzamos en cuidarlo, nos dará frutos dulces;  ese fruto es nuestra salud y una normalidad lo más parecida a antes de esta odisea.

No, no es una labor sencilla, pero en definitiva es la más heroica de todas las virtudes y en este momento, la más preciada.

La contingencia sanitaria, además de la salud, nos ha costado lágrimas por no estar al lado de quienes amamos, pero es un precio que al final nos redituará en sonrisas.

No quisiera caer en los desgastantes consejos de hacer ejercicio, convivir en familia, comer mejor y una larga lista de cosas que nos han atiborrado en diferentes plataformas, redes sociales o televisión, pero nada se pierde con intentarlo.

Justo hoy empecé la lectura de un libro, un clásico de la literatura universal “El diario de Ana Frank”; a diferencia de esta pequeña, ni usted ni yo nos estamos escondiendo de los nazis y aún dentro de nuestras restricciones de movilidad, tenemos libertad. Disfrutémosla.

San Francisco de Sales decía que “Ten paciencia con todas las cosas, pero sobre todo contigo mismo”. Reconozco que es más sencillo decirlo que hacerlo, pero bajo las actuales circunstancias, debemos trabajar en ello.

Sin que suene a resignación, pero por ahora no nos queda de otra más que darle al mal tiempo la menos peor de nuestras caras.





« El Porvenir »