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Opinión Columna


La crítica del orden


Publicación:11-04-2019
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La amenaza gordillista de oponerse a una reformita, es susceptible de traducirse en endurecimiento de las jerarquías y la atomización del individuo

El problema de la educación en México se haya matizado por factores muy diversos que se excluyen y se complementan a la vez, dentro de un esquema en que la finalidad de la educación, es proporcionar a todos -desde la infancia hasta la madurez- los medios para la formación de habilidades que permitan la realización personal, en que a la vez se propicie un ambiente institucional de respeto activo de los derechos y de la libertad de los otros. Esto delimita primero, que la escuela -por el hecho de asistir a ella- no suministra las mismas posibilidades de enfrentarse a los retos ante la vida; en particular, no habilita al universo que emerge de medios proletarios y rurales a transitar por los principios de las ciencias, quienes en el mejor de los casos, permanecen sin liberar una instrucción elemental, que basta con que permita a la mano de obra sepa leer y contar, y a veces almacenar datos en computadoras y conocer algo del inglés. Pero aislados y sin contacto con los demás la escuela del pueblo admite las jerarquías y prepara a todos para la obediencia, haciendo que el sistema resigne a todos a buscar un oficio.


Todavía en épocas mejores, la instrucción secundaria no estaba orientada a alcanzar fines inmediatos para la realización de los estudiantes, pero los iniciaba en los principios de todas las ciencias, antes que dotar de habilidades y de preparar al alumno para cualquier oficio, objeto bastante lejano de una elección final en los programas de la educación. Al lado de este proceso de la enseñanza, en que siempre estuvo presente un profundo desnivel entre los medios o cualidades por dotar y las necesidades por atender, el sistema educativo estuvo más al cuidado de salvaguardar los valores del patriotismo y la moralidad que a responder a un mundo cambiante y exigente de nuevas técnicas.


Y no fue, sino hasta la reforma política del Estado emprendida por Carlos Salinas de Gortari en que se requería la nueva cultura del neoliberalismo, en que se confunde y no quedan claros los límites de los juegos de la bolsa, la usura, y otros muchos negocios turbios que convierten al hombre de presa y falto de escrúpulos-que no repara en los medios para enriquecerse, y que en aras de alcanzar sus propósitos individuales, es capaz de recurrir al crimen. Este tipo ideal de hombre por formar se conjugó con la aspiración de privar de la fuerza al magisterio para intervenir en los contenidos que ya habían sido arrastrados por el estructuralismo para eliminar de la enseñanza las funciones de las partes de la oración en la gramática, en el supuesto de que todas ellas tenían su correspondiente en la enseñanza de la estructura lógica del pensamiento y de que la supresión del estudio separado de la física, la química, la biología, la anatomía humana y las matemáticas, mediante la nomenclatura de las ciencias naturales que las estudia en su conjunto, era necesario para coronar como corolario de la educación a Elba Ester Gordillo.


Aunque el principio de la laicidad figura en la letra de la ley, no se puede desconocer que entre los padres se alentó el derecho particular de educar a sus hijos con criterios religiosos, y en el contexto del pleno desarrollo de la personalidad se disipó la formación de educandos en instituciones confesionales, lo que ha ocasionado el alzamiento de verdaderas fronteras en el conocimiento del mundo mediante sus concepciones morales, históricas y cívicas, que nutre los sentimientos y afectos del alumno. Y ya después condicionados por el nacimiento y la riqueza, la masa que acude a la educación media y superior -interrumpida por el breve tiempo de la democratización de la enseñanza- el sistema cultivó a un profesionista notable, con aptitud de dudar, de juzgar y de asumir el liderazgo. También se inclinaba por amor a las proporciones, el gusto de la medida y de la ironía. Pero al final, el alumno mediatizado en sus aspiraciones individuales era incapaz de subvertir el orden, ni de concebirlo de manera diferente, menos para preocuparse por el porvenir de todos.


El colaboracionismo sindical fue aprovechado por los intereses creados: Víctor Bravo Ahuja (Oaxaca-ITESM) fue designado Secretario de Educación Pública, donde promovió el estructuralismo en los programas de estudio, como método de aprendizaje, por el que se enseña que el objeto de cada una de las ciencias depende de las otras y ninguno de ellos se encuentra fuera de esta relación estructural, obteniendo así una reducción en los costos de la educación, sin buscar alternativas que hicieran entendible que todas las partes de la oración en el lenguaje tienen una función en las estructuras del pensamiento lógico. Lo cual abrió la perspectiva de conservar como negocio la educación superior para una élite, que podría convertirse en la clase dirigente junto a los que se preparan en el extranjero. Con independencia de que este colaboracionismo finalmente minó la fuerza doctrinal de Carlos Jongitud Barrios entre los maestros, a partir de la deslealtad marital que supo manejar Salinas de Gortari mediante la entronización de Elba Ester Gordillo, y que después Peña Nieto evaluó no pagar más por lo que realmente significaba la dirigente en la vida del país y de una educación destrozada por la relación estructural de sus contenidos.


La causa de los conflictos magisteriales se encuentra en que la reforma educativa diseñada por Enrique Peña Nieto tenía el propósito de eliminar el papel de las Normales en la formación pedagógica de los profesores y de sujetar el acceso y la permanencia de éstos en las plazas de trabajo, través de un sistema de evaluación patibulario que es incoherente con la existencia de diversas regiones con particularismos que hacen diferente la enseñanza para responder con medios y atender necesidades diversas. Pero el problema es que es que se pretenden hacer universales los principios de la enseñanza, para que las fábricas de potenciales maestros ocurran al mercado del trabajo ofrecido para cumplir con la función del gobierno y caracterizado éste por los particularismos regionales. La amenaza gordillista de oponerse a una reformita, es susceptible de traducirse en endurecimiento de las jerarquías y la atomización del individuo en virtud de que ambas dejan al hombre ignorante y explotado en la coyuntura del desprecio y le dan una razón de lucha. Y sí no se abordan los contenidos de la enseñanza, la democracia está muy lejos que sea ofrecida como sistema de vida fundado en la constante superación, sobre todo cuando la educación no prepara a los hijos de los trabajadores y de los campesinos a disponer de un juicio crítico del orden social.



« Redacción »
Carlos Ponzio


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