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Opinión Editorial


Fin a la violencia infantil


Publicación:23-06-2020
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“A los niños antes de enseñarles a leer, hay que ayudarles a aprender lo que es el amor y la verdad”

“A los niños antes de enseñarles a leer, hay que ayudarles a aprender lo que es el amor y la verdad”

Mahatma Gandhi

La mitad de las niñas y de los niños del mundo; es decir, mil millones aproximadamente, cada año se ven sujetos a violencia física, sexual o psicológica, sufriendo traumatismos, discapacidad o muerte porque los gobiernos de sus países no han cumplido las estrategias para su protección.

Es la grave y cruda realidad del Informe Mundial sobre Prevención de la Violencia Infantil 2020, emitido la semana pasada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), a través de la Oficina Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños y de la Alianza Mundial para Acabar con la Violencia contra los Niños.

El Informe incluye las primeras estimaciones mundiales de homicidios contra menores de 18 años, ya que las anteriores se basaban en datos que incluían a jóvenes de 18 y 19 años. Revela que, en 2017, unos 40 mil menores de edad fueron víctimas de homicidio.

El Informe advierte que 155 países, entre ellos el nuestro, lamentablemente, no han logrado prevenir la violencia hacia la niñez, por lo cual la OMS, UNESCO y UNICEF exhortan a los gobiernos a tomar más medidas y, sobre todo, a prevenir los 'efectos devastadores' del Covid-19.

La violencia infantil no tiene justificación y jamás la tendrá para nadie. Los planes, programas y estrategias que establecen las leyes para prevenir cualquier tipo de violencia, son resultado de investigaciones científicas y sociales, ya que proteger la salud y el bienestar de la niñez resulta crucial para proteger nuestra salud y bienestar colectivo ahora y siempre.

Es necesario que en todo México intensifiquemos los esfuerzos para proteger a la niñez de la violencia, pues si bien el 88 por ciento de los países cuentan con legislación, los resultados del Informe indicaron que menos de la mitad (47 por ciento) la aplican de manera contundente.

En Nuevo León bien podríamos empezar con el llamado INSPIRE, un conjunto de siete estrategias para abordar y prevenir la violencia infantil: 1.- Aplicar y cumplir la legislación; 2.- Cambiar las normas y valores para que la violencia sea inaceptable; 3.- Crear entornos físicos seguros; 4.- Ofrecer apoyo a madres, padres y cuidadores; 5.- Fortalecer los ingresos y la seguridad económica; 6.- Mejorar la respuesta y los servicios de apoyo a las víctimas y, 7.- Ofrecer educación y aptitudes para la vida.

Aunque son estrategias trazadas para países donde el fenómeno de la violencia es alto y ahora empeoró por el confinamiento, los cierres de escuelas y las restricciones al movimiento, resultan esenciales debido a que dichas medidas sanitarias han dejado a muchos menores a merced de quienes los maltratan, sin el espacio seguro que la escuela ofrecería normalmente.

Ante la urgencia de intensificar los servicios de seguridad en estos momentos y posteriormente, se requiere reforzar las líneas telefónicas de ayuda a la infancia, para que la respuesta al aumento de llamadas que denuncian maltrato infantil y violencia familiar sea efectiva.

Sin embargo, la estrategia de INSPIRE que más progreso ha mostrado es ofrecer educación, ya que el acceso a la escuela de niños y niñas en situación vulnerable evita que sean víctimas de violencia en mayor medida y si bien aprender en casa a través de la tecnología virtual ha sido importante para seguir aprendiendo, jugando y recibiendo apoyo, se ha detectado un incremento de comportamientos dañinos, como el odio en línea, el ciberacoso, las conductas de riesgo y la explotación sexual.

Cuando las escuelas reabran será responsabilidad de todas y de todos escuchar a niñas, niños y adolescentes, así como velar por que escuelas, hogares, líneas virtuales y la sociedad en general sean entornos seguros para que puedan desarrollarse sin violencia en sus diferentes etapas escolares.

Poner fin a la violencia infantil es una inversión inteligente que podemos y debemos hacer para formar una nueva generación de adultos sanos y es posible para crear un mundo mejor.



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