Ante la estampida de los búfalos urbanos variopintos e inmunes a las asignaturas de la coherencia y la lealtad, los posibles escenarios de los caminos a seguir, no son ni sólidos ni débiles sino todo lo contrario: elásticos. En un tiempo en que los principios partidistas, la ideología por la cual se llegó a la militancia y el compromiso con los ciudadanos, son antelequias sin pasmo, ropa usada, puede esperarse lo que sea, es decir, lo que sea.  

      El camino de los independientes abierto no por Jaime Rodríguez Calderón sino por antecesores como Manuel Guillén Monzón, Inocente Azcorra Rejón, Juan Andrew Almazán, Jorge Castañeda, se mira imposible ante el fracaso de los candidatos independientes en las pasadas elecciones. El camino abierto por el hoy gobernador, que dividió la historia moderna de los partidos, fue cerrado por él mismo ante la ausencia de ideas y principios que soportaran el concepto “independiente”. 

      Para el PRI, a diferencia del pasado, la tarea no es fácil. El descontento popular, la evidente corrupción de sus funcionarios encabezada por el ex presidente Enrique Peña Nieto, la falta de interés de sus militantes que ahuecan el ala un día sí y otro también, lo tiene postrado y al borde del naufragio. Primero por el conflicto de la candidatura a la gubernatura que se suscitará entre los posibles: Ildefonso Guajardo, Adrián de la Garza, Cristina Díaz, César Garza Villarreal.

El PAN no tiene candidato a la gubernatura, no al menos de relevancia, porque los pesos pesados han abandonado el barco. Víctor Fuentes sí, pero tiene anclas dentro de su propio partido. Por eso el PAN busca candidatos ciudadanos, que bien pudiera ser un ex rector del ITESM. Otra posibilidad es una alianza soterrada con el PRI, encabezada por la alcaldesa sin partido de Escobedo Clara Luz Flores, convencida de que nunca la van a aceptar en Morena por sus oscuros antecedentes y los de su esposo. De esta manera PAN y PRI se podrían repartirse el estado y recuperarse. 

La opción que ha ganado terreno es Morena, pero al igual que su antepasado el PRD las disputas internas lo carcomen. Y por la grilla, no política, no ha construido una base sólida de militantes sino de oportunistas, y no ha establecido una estructura electoral de fiar. Casos como la diputada petista ahora de Morena Esperanza Alicia Rodríguez López, agresora de ciudadanos, cuyo lenguaje es propio de corrales llenan de oprobio al parido de AMLO. Y por lo mismo se ha descuidado la candidatura a la gubernatura que podría recaer en Tatiana Clouthier, un ciudadano comprometido o en Alvaro Suárez Garza. No en Clara Luz Flores, antípoda de la democracia y la anticorrupción que proclama Morena.

Movimiento Ciudadano anda más encuerdado que un trompo. Pero sus limitaciones políticas son muchas y profundas. No cuenta con una base electoral, no tiene trabajo territorial, carece de estructura. Sin duda el candidato será Samuel García que ha basado su candidatura en medrar con la figura del Bronco. Y su lema de campaña “Por un nuevo Nuevo León” ya fue usado por el ex gobernador Sócrates Rizzo García.

De los demás partidos, incluyendo los locales de reciente cuño, ni hablar. Se aliarán con los otros, como siempre lo han hecho, por lo cual conseguirán compensaciones en puestos y ciertas prebendas no tan claras. 

De todo, lo importante es la seguir con la transición democrática, la lucha contra la corrupción, la dignificación de la ciudadanía y la inclusión en los aparatos de gobierno de personas buenas, honorables, con solvencia humana.