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Opinión Editorial


¡En la niñez yace la semilla del futuro!


Publicación:14-04-2020
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La educación junto con la salud son derechos humanos irreductibles

La educación junto con la salud son derechos humanos irreductibles.

La educación y la salud son factores determinantes para la construcción de una sociedad humanista, democrática, igualitaria, equitativa, justa y libertaria, ya que son los pilares para lograr un verdadero desarrollo humano sustentable y, sobre todo, para desterrar la desigualdad social, la explotación económica, la corrupción política y la enajenación cultural.

Por esa razón, educación-salud se mantienen indisolublemente unidas durante la contingencia que estamos viviendo en el mundo.

Así lo demuestra la suspensión de clases en todas las escuelas del Sistema Educativo Nacional, con el propósito de proteger la salud ante los riesgos de contagio del covid-19 y su propagación en nuestro país, acción extraordinaria que ocurre cuando en el Nuevo León acabamos de aprobar la primera vuelta (admitir a discusión) de la reforma educativa para homologarla de la federal a la estatal.

El debate se abrió gracias al voto aprobatorio de 38 de los 42 legisladores nuevoleoneses y nos manifestamos a favor del proyecto de dictamen sobre la adecuación de la reforma educativa, ya que incluye las iniciativas del Grupo Legislativo del Partido del Trabajo para establecer como obligatorias la educación a la primera infancia y la escuela para padres y madres.

Incluir la educación inicial y la escuela para padres en el Artículo Tercero de la Constitución Política del Estado, representa la oportunidad de que esta reforma trascienda en la vida de todas las comunidades escolares, para facilitar la reducción de las desigualdades sociales, revertir el círculo intergeneracional de la reproducción de la pobreza y terminar con la inequidad económica.

Emprender el camino desde la educación inicial hasta la educación superior, es la ruta más segura para consolidar el desarrollo de Nuevo León y de México, al crear desde el principio iguales condiciones para todos y para todas.

En este mismo espacio editorial y en diversos foros hemos reiterado que la educación, especialmente la educación temprana, es el eje fundamental del desarrollo humano, pues de acuerdo resultados de diversas investigaciones -las neurociencias en particular- se ha comprobado que cuando el ciclo de formación del ser humano se inicia desde la edad prenatal y durante la primera infancia, los efectos de su atención y cuidados trascenderán por el resto de la vida.

Mientras que elevar a rango constitucional las escuelas para padres, significa sentar las bases para garantizar una herramienta de participación activa de mamás, papás, tutores o de quienes ejerzan la patria potestad, que permita capacitarlos en la corresponsabilidad de cuidar, proveer, conocer, disciplinar, instruir y formar de manera adecuada a nuestras niñas y niños.

El papel central de la madre y del padre en la formación de sus hijas e hijos y la casa-hogar como espacio fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje durante la primera infancia, así como la necesaria articulación y complementariedad entre familias y escuelas, son mecanismos reconocidos por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) ampliamente.

El decreto de la reforma educativa a la Constitución Política Mexicana, publicado el 15 de mayo del 2019 en el Diario Oficial de la Federación por el presidente Andrés Manuel López Obrador, fija un plazo de un año para que las legislaturas estatales armonicen sus constituciones locales.

A un mes de que venza dicho plazo y ante la incertidumbre de que la emergencia sanitaria se prolongue más allá del 30 abril, en la LXXV Legislatura tenemos la responsabilidad de aprobar de inmediato la segunda vuelta de la reforma educativa una vez reiniciados los trabajos del Congreso y avanzar en la homologación de las leyes secundarias, cuyo plazo vence este mes de abril.

Nuestro reconocimiento por el trabajo legislativo realizado a favor del derecho a la educación de la niñez, pero suspendido por el derecho a la protección de su salud.

Bien dijo Federico Fröebel, educador alemán y padre del jardín de niños (kindergarten): “Nada llega sin luchar. Pero esa lucha no se crea sola o sólo despeja el aire. Si queremos que el árbol de la humanidad florezca, las semillas nuevas deben ser plantadas para que puedan germinar y crecer. No podemos arrancar el presente del pasado o del futuro. El pasado, el presente y el futuro son la trinidad del tiempo ¡En la niñez yace la semilla del futuro!”



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