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Opinión Editorial


El presidente insiste en irse a “La Chingada”


Publicación:17-07-2022
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Difícil de creer cuando se trata de un hombre que ha dicho que quiere cambiar al país, de una vez y para siempre

Tras su regreso de Washington y la crónica triunfalista de su viaje, el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en que terminando su mandato se irá a “La Chingada” (su rancho de Palenque, Chiapas). 

Contra lo que muchos pensamos, que seguirá siendo el hombre fuerte del país, mientras viva y sigan ganando los candidatos de su movimiento, él asegura que no, que se jubila y se va. 

Así respondió cuando le preguntaron si aceptaría postularse como senador, cuando concluya su sexenio: 

“No, yo termino a finales de septiembre (de 2024) y me jubilo, no vuelvo a la actividad pública, política, no voy a aceptar ni siquiera invitaciones a conferencias, no voy a visitar universidades, no voy a asistir a ningún acto público, político, aunque se trate de amigos, aunque se trate de familiares. Yo concluyo mi ciclo a finales de septiembre del 24, por eso el tiempo que me queda lo estoy utilizando de manera intensa, me estoy aplicando para que no quede nada pendiente y pueda yo ir con mi consciencia tranquila de haber servido a mi país, a mi pueblo y no pienso continuar en la política”. 

Difícil de creer cuando se trata de un hombre que ha dicho que quiere cambiar al país, de una vez y para siempre. Difícil de creer cuando se trata de un hombre que hasta debe soñar con la política y que ahora asegura que quiere ser escritor: 

“Voy a escribir, ni siquiera voy a publicar con frecuencia. El primer libro, después de que yo termine, pienso publicarlo a los tres años. Y no van a ser cosas de lo contemporáneo, voy a escribir un libro que deseo sobre el pensamiento conservador, desde la Conquista. Imaginar, también con códices y con relatos orales, cómo era la vida pública, política en la época a prehispánica y cuál fue el pensamiento dominante, a partir de la llegada de los invasores europeos, y cómo se fue formando el pensamiento conservador”. 

Hace casi dos años, escribí en estas páginas: 

“¿Con la 4T hasta la muerte?”. Y argumentaba que el actual régimen podría continuar otros 22 años. Cuatro, que entonces le restaban al actual sexenio y tres períodos más que se disputarían quienes hoy conocemos como las “corcholatas”. 

Y decía: “Ya como presidentes tendrían una camisa de fuerza. Solo hay que imaginar que alguno de ellos se apartara del plan original, de la ´austeridad republicana´. Rápidamente vendría la condena desde Palenque y el juicio sumario del tribunal moral”. 

Pues aparentemente no. Este jueves 14 de julio, Andrés Manuel López Obrador prometió: “Voy a poder estar viendo, admirando las plantas, los árboles, los pájaros, haciendo mis ejercicios para estar en forma, pero no saliendo, y desde luego sin contestarle a nadie, sin dar ninguna opinión, me voy a despedir de las redes sociales. También, no por grosería, sino porque si no lo hago así me costaría más trabajo, no voy a recibir a políticos, no voy a recibir a dirigentes ni simpatizantes de nuestro movimiento, NI A MIS HIJOS, SI ME LLEVAN ALGO QUE TENGA QUE VER CON LA POLÍTICA, no. Y termino porque también no hay que tenerle mucho apego ni al poder ni al dinero. Ya termina uno su ciclo, vienen nuevas generaciones”. 

Suena bien, la verdad, pero una cosa es decir y otra es hacer. Y es tan absoluta la dependencia de Morena hacia su creador que también cabría la posibilidad de que tras su salida se desinfle por guerras intestinas y deba abandonar el retiro para rescatar su obra. 

Sus apóstoles realmente no se le acercan siquiera a los talones. Por más ultras que quieran parecer. 

Monitor republicano 

Las burradas que cometieron esta semana en Comunicación Social los hicieron parecer tan torpes como la de la sección de los miércoles. Lo que ya es mucho decir. 

anarciae@gmail.com



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