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Opinión Editorial


El papa Francisco en Edmonton


Publicación:25-07-2022
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El día de ayer domingo, el papa Francisco llegó al aeropuerto de Edmonton, en Alberta, Canadá, para realizar un viaje de carácter penitencial.

El día de ayer domingo, el papa Francisco llegó al aeropuerto de Edmonton, en Alberta, Canadá, para realizar un viaje de carácter penitencial relacionado con los lamentables abusos que ocurrieron durante décadas en institutos educativos gubernamentales administrados por la Iglesia Católica, donde se pretendía obligar a los hijos e hijas de los nativos americanos a adoptar las costumbres y  la religión occidentales.

Ayer domingo el papa Francisco fue recibido por el Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, también por la Gobernadora General para las Primeras Naciones, Mary Simon, así como por el Premier de Alberta, Jason Kenney. Allí en el hangar, el papa saludó a Elder Alma Desjarlais, una de las víctimas de ese genocidio cultural ya mencionado.

La vivencia de las víctimas es de carácter traumático, se trata de un trauma intergeneracional donde durante, prácticamente un siglo, estuvieron funcionando estos internados, administrados por la iglesia católica, allí se cometieron múltiples abusos físicos y sexuales, en contra de la población infantil de los pueblos originarios, las familias eran obligadas a enviar a sus hijos e hijas  a dichas instituciones educativas.

En estas 139 escuelas fueron albergados alrededor de 150,000 niños y niñas, se calcula que  murieron alrededor de 6,000, existe una cifra también indeterminada  de desaparecidos, ya que muchos de ellos fueron enterrados clandestinamente en los patios de estos lugares educativos.

A los estudiantes se les obligaba a hablar en inglés o francés,  se les prohibía tajantemente vestir o comunicarse como niños indígenas, se les aislaba sistemáticamente de sus familias,  la religión católica se les inculcaba de manera severa, sin permitir ningún tipo de libertad de culto, aquellos que transgredieran estas normas eran severamente castigados.

Los sobrevivientes son personas ahora mayores de 30 años, que fueron las últimas generaciones que estuvieron en estos espacios educativos que cerraron en 1990, y el proceso de victimización refleja un trauma social acumulado y no tratado durante años. Además, este evento traumático impidió que lograran  apropiarse de su identidad cultural como  grupos originarios, los trataron de desarraigar de su propia cultura, así que esta violencia simbólica contribuyó a generar un daño cultural y psíquico bastante grave en las generaciones involucradas.

Cuando los traumas psíquicos no se tratan oportunamente, el daño va extendiéndose y profundizándose, a través de cuadros de ansiedad y depresión, posteriormente se desarrollan vivencias de despersonalización y sentimientos de alienación, finalmente la identidad se ve dañada y toda la estructura de personalidad se desajusta de manera muy severa.

Entre más temprano sea el proceso de victimización, mayor será el daño a largo plazo que se generará en el desarrollo psicológico de los menores. El desajuste de estas personas a lo largo de su vida se observará en muchas áreas, especialmente la familiar y la social.

La visita del papa Francisco de carácter penitencial pretende, a través de una disculpa, desencadenar un proceso sanador con base al perdón por parte de las víctimas. Va a ser  una visita papal muy intensa emocionalmente hablando. El recordar estos hechos tan graves va a generar un acto catártico muy agudo, donde se liberarán emociones contenidas de rabia y tristeza muy profundas. Realmente no sabemos si la visita de seis días alcanzará para sanar, pero sí pretende al menos iniciar un proceso de sanación emocional y espiritual.

Le pregunto al amable lector o lectora, si estuvieran ustedes en el lugar de estas víctimas de las Primeras Naciones, tanto de manera directa o como familiar de alguna de ellas, considerando la cantidad de actos violentos y vejatorios en contra de estos inocentes niños y niñas, que fueron sistemáticos y trascurrieron durante décadas, casi un siglo: ¿estarías dispuesto(a) a perdonar a la Iglesia que te ofrece una disculpa por las acciones indebidas cometidas por  sus misioneros?

Dice el credo cristiano: perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden. Pero en un contexto como el que estamos señalando, realmente sí resulta difícil perdonar a los agresores que victimizaron a los seres queridos o a los que aún viven para contarlo.

¿Qué habrá sentido Elder Alma Desjarlais, cuando el Sumo Pontífice, al llegar al hangar del aeropuerto de Edmonton, se acercó a ella, y como miembro de la nación indígena First Lake y víctima de los abusos cometidos, le besó la mano?

Igualmente nos preguntamos por Rose Anne Archibald, quien también estuvo ayer en el aeropuerto, en la comitiva que recibió al Sumo Pontífice; ¿cómo Jefa nacional de la Asamblea de Naciones Originarias,  teniendo varios miembros de su familia que murieron en estos internados, especialmente una hermana que falleció en uno de ellos, podrá perdonar a los misioneros católicos que cometieron estos crímenes?

Comenta Archiblad, que en el viaje a Edmonton, ese domingo por la mañana,  se sintió “sobrecogida por la emoción, y hubo varios momentos en el avión en que realmente tuve que hacer un esfuerzo por evitar romper en llanto”; y luego agrega: “Me di cuenta que soy víctima de un trauma intergeneracional y que hay mucha gente como yo”.

George Arcand Jr, Gran Jefe  de la Confederación de las Naciones Originarias del Tratado Seis, señaló: “En estos momentos, mucha de nuestra gente se siente escéptica y está dolida”, y agregó que aun así,  tienen la esperanza que la visita penitencial del papa, sea el inicio para que se puedan sanar estas heridas y que mejore la situación psicosocial de la gente perteneciente a las primeras naciones.

Esperaremos también saber qué dice el papa Francisco, cuando hoy las familias de las víctimas le exijan ir más allá de las palabras de perdón y le soliciten información oficial contenida en los archivos del Vaticano respecto al paradero de sus hijos e hijas desaparecidas en este genocidio cultural; también le van a exigir  castigo penal para los abusadores, reparación económica del daño psicológico para las víctimas, y la devolución de artefactos culturales en manos de los museos del Vaticano.




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