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Opinión Editorial


El nuevo T-MEC y la expansión del CPTPP


Publicación:26-07-2020
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El T-MEC abre un nuevo capítulo en la integración económica de América del Norte

La entrada en vigor del nuevo acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canada, conocido como T-MEC, abre un nuevo capítulo en la integración económica de América del Norte. Este renovado tratado se une a otros negociados o actualizados en últimos años por el gobierno mexicano para sostener y mejorar la posición y competitividad del país en el comercio global.

Además de la actualización del acuerdo comercial entre México y la Unión Europea, nuestro país fue también uno de los primeros en ratificar el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés). Este último busca entre otras cosas, integrar de manera más profunda ambas costas del Océano Pacífico, aprovechando la consolidación de Asia del Este como el nuevo polo de desarrollo en la economía mundial. Liderado por las autoridades de Japón y Australia, luego de la retirada de Estados Unidos bajo el mando de Trump, el nuevo acuerdo busca convertirse en una alternativa a la multiplicidad de acuerdos comerciales asiáticos de baja profundidad y poco alcance. Al incorporarse a este acuerdo, la economía mexicana tiene ahora oportunidades de acceso a un mayor número de mercados en la región de Asia Pacífico; originalmente solo mantenía un tratado de asociación económica con Japón, en vigor desde 2005.

En estos quince años del acuerdo comercial con Japón, nuestro país se ha convertido en uno de los principales proveedores en América Latina de bienes y servicios al mercado japonés. La capacidad de los negociadores mexicanos fue reconocida internacionalmente, al ser el primer país en el mundo al que el gobierno nipón abrió importantes sectores de su altamente protegido sector agrícola. En ese sentido, los productores de frutas, legumbres y carne en México se han visto beneficiados por este acceso privilegiado a la tercera economía del mundo. De igual manera, aunque los acuerdos de México con otras regiones fuera de Norteamérica no han podido cambiar la dependencia que tienen nuestros empresarios del mercado estadounidense, sí han servido para incrementar la inversión extranjera directa (IED) que proviene de esos países. En la actualidad, los principales inversionistas extranjeros en México son de países con los que tenemos tratados de libre comercio, siendo Japón la principal fuente de inversiones provenientes de Asia. La mayor parte de esas inversiones buscan instalarse en México para mejorar su competitividad en el mercado norteamericano, utilizando a nuestro país como una plataforma de exportación hacia Estados Unidos.

Por esa razón, es recomendable que las autoridades en México busquen coordinar esfuerzos con otros miembros del CPTPP para la futura expansión de esta asociación. La contemplación de incluir nuevos miembros al tratado debe ser pensada como una forma de atraer mayor IED, apoyar la creación de empleos formales y fortalecer las nacientes cadenas de suministro en diversos sectores industriales de México. Entre los principales candidatos que pueden contribuir con esas metas se encuentran economías como la de los llamados tigres asiáticos, Corea del Sur y Taiwán. Como potencias mundiales en la creación de ciertos bienes tecnológicos, la inclusión de estos mercados al tratado comercial puede también servir como una oportunidad para que nuestro país comparta experiencias de desarrollo y explore nuevas formas para agregar más valor a nuestras exportaciones y poder escapar de la llamada trampa del ingreso medio.

Para el caso específico de Taiwán, lugar donde actualmente radico y trabajo, es notable conocer el gran número de empresas interesadas en invertir en México, especialmente en sectores manufactureros de bienes tecnológicos, como computadoras y celulares.

La necesidad de equilibrar nuestra balanza comercial con la mayor parte de economías asiáticas, incluido Taiwán, debe movernos a establecer políticas claras y a largo plazo, que además de atraer mayores inversiones, puedan también incrementar la productividad y competitividad de las empresas mexicanas. Ello puede contribuir a recomponer las políticas iniciadas tres décadas atrás, para consolidar a México como una economía altamente competitiva, integrada no solo a Norteamérica, sino con una recuperación de su histórica orientación y vocación hacia el Pacífico.



« El Universal »
Fabricio Fonseca

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