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Opinión Editorial


El doctor Lázaro


Publicación:05-10-2020
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Sirva este artículo para honrar la memoria de cada uno de los médicos, enfermeras que han dado su vida por muchos de nosotros

No pocas veces acudí a el por una gripe de esas que  juntan de todo: tos, fiebre, malestar general pues sabía que en menos que cantara un gallo, ya estaba al menos en condiciones de hacer mis actividades diarias.

Hubo otros motivos para acudir, pero el resultado era el mismo: siempre tenía un acertado diagnóstico; y aunque el Centro Médico estaba a reventar de pacientes, valía la pena esperar mi turno.

Como plus, he de decir que era cálido en su trato y cuando llegaba la hora de preguntar el monto de los honorarios, lo decía con tal calma: si no traes dinero contigo, me lo pagas luego.  

Así era el doctor Lázaro Aguilar Castañón, quien hace unos días falleció presuntamente de Covid-19.

Testimonios como el mío se multiplicaron en diferentes grupos de WhatsApp y en redes sociales de quienes viven o vivieron alguna vez en el casco de San Pedro.

La numeralia se torna fría cuando se trata de personas que conoces de décadas, pero el deceso del doctor Lázaro es uno de las más de 1,400 muertes de médicos y personal sanitario que han perdido la batalla contra el coronavirus en México, de acuerdo con cifras de Amnistía Internacional.

Aguilar Castañón no estaba en ningún centro Covid; trabajaba por su cuenta como médico en su Centro San Lázaro, en el cruce de Aldama y Garza Ayala, en el Centro de San Pedro y tras su fallecimiento, se hicieron patentes muchas muestras de afecto de sus pacientes quienes depositaron en las afueras del Centro flores, veladoras, oraciones.

Quien vio la película “El campo de los sueños”, estelarizada por Kevin Costner, James Earl Jones, Ray Liotta y Burt Lancaster, recordará a aquel jugador Archibald “Moonlight” Graham (a quien le dio vida Lancaster), quien había jugado para los Gigantes de Nueva York en 1922, pero que nunca tuvo la oportunidad de tomar el bate pues dejó el diamante por su verdadera vocación, la medicina.

Y aunque Graham lamentaba no haber bateado en grandes ligas, decía que hubiera sido peor no haber sido médico.

Los otros peloteros decían -parafraseo- que “cada comunidad tiene su doctor Graham”.

Sí, nosotros teníamos nuestro doctor Lázaro y hoy con tristeza, me siento en la indefensión médica.

Entiendo que muchos podremos aportar testimonios sobre cada galeno que ha perdido la vida en esta pandemia que no parece terminar y cuya cuarentena se ha extendido de manera oficial hasta el 4 de enero del 2021, al menos en México.

Sirva este artículo para extender mis condolencias a la familia del doctor Lázaro y para honrar también la memoria de cada uno de los médicos, enfermeras y personal que han sacado, como nunca, la casta por cada uno de nosotros.

Justo sería corresponder a este esfuerzo físico y mental atendiendo las reiteradas indicaciones de guardar distancia, usar cubrebocas, lavarnos de manera constante las manos y lo que es mejor aún, quedarse en casa si no hay urgencia de salir.

Y si ya estamos enterados de que la cuarentena sigue hasta el 4 de enero, de verdad, asumámoslo, no organicemos ni fiestas de Halloween o Día de Muertos, mucho menos de Navidad o Fin de año. De plano este año nos ha costado caro en más un de un sentido, pero la vida suya, la mía, la de nuestros seres queridos, lo vale.



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