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Opinión Editorial


Educación: Herramienta de bienestar


Publicación:20-08-2020
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La educación es quizá uno de los indicadores más importantes al determinar el nivel de desarrollo de una nación

La educación es quizá uno de los indicadores más importantes al determinar el nivel de desarrollo de una nación. Hay evaluaciones internacionales como las pruebas PISA, el TIMSS y el PIRLS así como las propias de cada país que ayudan a establecer la calidad de educación que se ofrece en los niveles educativos. También hay correlaciones de calidad de educación con los grados de desarrollo y bienestar de los países.

Los mejores modelos educativos, según evaluaciones internacionales, los tienen Corea del Sur, Finlandia, Japón, Holanda, Canadá, Singapur, Reino Unido, Rusia y Estonia. El COVID los puso a prueba, también cerraron escuelas, pero salieron a flote gracias a su desarrollo tecnológico, a la gran cantidad de recursos educativos disponibles, la profesionalización de sus docentes, y la madurez de sus estudiantes que les da disciplina en el estudio. 

El modelo educativo de Corea del Sur se caracteriza por ser muy estricto y riguroso. Los alumnos estudian durante todo el año, en ocasiones acuden siete veces en la semana a la escuela e invierten más de 12 horas al día asimilando nuevas teorías y conceptos, bien sea en el colegio o en la casa. Para la cultura surcoreana el éxito no es una cuestión de talento, sino de trabajo duro.

El modelo de Finlanda es flexible; no hay tareas en casa, propone un aprendizaje basado en experiencias, alta relación con el entorno y actividades extracurriculares; otorga autonomía a los docentes para seleccionar su método de enseñanza. Por su parte Japón destaca en tecnología y su currículo es estandarizado para que todos reciban la misma educación; los alumnos pasan 240 días al año en la escuela más tiempo de tutoría personalizada en días no hábiles. Holanda promueve el aprendizaje autónomo donde el alumno, apoyado por un maestro, establece sus propias metas; tiene contenido multimedia, interactivo y lúdico.

Canadá está considerado líder en educación bilingüe y en graduados universitarios; promueve mucho la investigación. En Singapur los docentes tienen alto reconocimiento y son considerados estratégicos para el desarrollo de la nación, por lo tanto, reciben constante capacitación.

El Reino Unido busca innovación, hace énfasis en la educación básica y el desarrollo de habilidades del pensamiento. En Rusia el currículo está definido por el Estado; es un modelo integral que considera la expresión de las emociones, toma de decisiones y el desarrollo intelectual. El modelo de Estonia es flexible ya que brinda a los estudiantes de secundaria la posibilidad de profundizar en temas de interés; hace énfasis en la vocación y experiencia digital.

En el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que mide el avance conseguido por un país en tres dimensiones básicas del desarrollo humano: vida larga y saludable, acceso a educación y nivel de vida digna, estos países se ubican en el lugar de IDH MUY ALTO lo cual marca una relación entre educación y bienestar. Como dato, en el reporte 2019 Estados Unidos se ubica en el nivel 17 y México en el 76 en un Rankin de 188 países. Sólo tres países latinoamericanos se encuentran en la tabla de países con Desarrollo Muy Alto: Chile, en el puesto 42, Argentina en el 48 y Uruguay en el 57.

También hay consistencia entre los modelos educativos considerados deficientes y un bajo índice de desarrollo humano. Los países que coinciden en estas dos condiciones son: Guinea, Mozambique, Haití y Yemen.

Según el Banco Mundial: “La educación genera rendimientos elevados y constantes en términos de ingreso y constituye el factor más importante para garantizar la igualdad de oportunidades. En el caso de las personas, promueve el empleo, los ingresos, la salud y la reducción de la pobreza. A nivel mundial, los ingresos por hora aumentan un 9 % por cada año adicional de escolarización. En el caso de las sociedades, contribuye al desarrollo económico a largo plazo, promueve la innovación, fortalece las instituciones y fomenta la cohesión social. En efecto, realizar inversiones inteligentes y eficaces en las personas resulta imprescindible para desarrollar el capital humano con el que se pondrá fin a la pobreza extrema”.

 “La educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo”, Nelson Mandela.

Así pues, hay que apostarle a la educación, buscar la calidad.

Desde luego, alejarla de la corrupción, de intereses y presiones políticas. Necesita recursos, docentes calificados y visión de futuro para evolucionar conforme cambia la sociedad. Nada más perverso, que utilizar la educación como herramienta política de bienestar para unos cuantos.

Ojalá esta pandemia nos motive a transformar profundamente nuestro modelo educativo tomando como referencias a países exitosos en este rubro. Es una oportunidad para construir un futuro mejor. 

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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