banner edicion impresa

Opinión Editorial


Derecho a decidir


Publicación:30-09-2020
version androidversion iphone

++--

El don máximo de la libertad es tener la posibilidad de decidir

No solo somos seres de necesidad (…) somos seres de deseo

Jorge Forbes

El don máximo de la libertad es tener la posibilidad de decidir. No solo sobre qué tipo de plan de telefonía celular contratar o qué se desea comer hoy; ejercer los derechos del cliente, del consumidor, sino el disponer de la facultad –constitucionalmente reconocida- de poder tomar decisiones realmente importantes en la vida, sin ser discriminados por raza, género, creencias religiosas  u orientación sexual: qué se desea hacer en la vida, con quién se desea convivir, dónde fijar residencia, si se quiere seguir viviendo o no (eutanasia, distancia, ortotanasia, suicidio asistido, etc.) si se desea contraer matrimonio o no, cuántos hijos/as tener y por qué medio (reproducción asistida) si se desea tener un hijo/a o no, contar con el derecho a poder abortar, legalmente y de manera segura, entre muchas otras cosas más. 

Mucho camino se ha avanzado en la legislación para garantizar dicho derecho a decidir, sin embargo, aún falta mucho por recorrer. Los debates, afortunadamente, siguen abiertos en diferentes flancos y con diversas voces, a favor y en contra; es necesario escuchar y plantear argumentos, despojarlos del dogmatismos ideológicos y religiosos, que, en pro de buscar proteger a un cierto sector de la población, excluye el diálogo, lo reduce a una simulación. Hay quienes desean ejercer la libertad de manera responsable, mientras que otros, ven en ello una amenaza a la estabilidad, y luchan por reducir las garantías y libertades; no solo en términos del aborto, legal y seguro, sino en el manejo de la información de gobiernos e instituciones (Julián Assange, Edward Snowden, por mencionar algunos) el uso del Big data, sus diversos algoritmos, la vigilancia y el control de los medios digitales y la internet. 

En el caso del aborto es una situación terrible, alarmante, que no se universalice, legal y seguro para todas; y con mayor razón en los casos de violación, si así se desea decidir. Y por qué no decirlo también, que llegue un día en que baste la sola decisión de una mujer de no querer gestar y dar a luz, para poderlo llevar a cabo. El debate se desplaza a las semanas de gestación, se intrincan los argumentos jurídicos, biológicos y religiosos. Los servidores públicos deberían tener siempre presente que el Estado Mexicano es un Estado Laico, y la función que realizan por elección popular, no es el de representar a algunos, sino a todos, garantizar derechos. 

No tiene nada de malo creer o debatir desde una plataforma ideológica o religiosa particular, pero justamente para eso están las iglesias y grupos confesionales específicos. Pero ello no se puede hacer desde el cargo como funcionario público de un Estado separado de credos de iglesias. No se debería legislar desde las propias creencias y posturas, desde lo mediático, puesto que no se les eligió para tener una agenda propia, personal, sino de representación popular.  

El derecho a decidir es un derecho que permite ubicar que la libertad no es una apropiación egoísta sino un reconocimiento jurídico para quien así lo decida responsablemente. Tampoco es -como piensan algunos- promover la degradación de la humanidad y la familia, sino todo lo contrario, dignificarla. Justamente por garantizar la posibilidad de decidir en un marco jurídico establecido y de manera responsable.  

Haciendo memoria, podemos ver cómo el mundo desde el 2001 se ha ido deslizando hacia una lógica de terror y control de libertades, con el objetivo de garantizar la paz y la estabilidad económica. Bajo el argumento de que para poder estar mejor y más seguros, debemos estar más controlados y vigilados; para poder ser más “libres”, debemos ceder garantías individuales, entre ellas, el derecho a decidir. 

Son movimientos hacia atrás, que buscan reivindicar las tesis de las dictaduras, ahora con un halo de protección y seguridad, que giran en torno a cancelar las libertades, como lo es el derecho a decidir. En lugar de optar vivir en un siglo XXI, en un mundo de múltiples opciones, decisiones y estrategias, asumiendo una reinvención del papel del Estado y el marco jurídico, mediante dos elementos clave: la libertad de decisión y la participación responsable. 

Instagram: camilo_e_ramirez



« El Porvenir »