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Opinión Editorial


De tropezones y antropófagos


Publicación:16-09-2020
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En Morena se están empezando a hacer garras entre ellos mismos y con ello será difícil que lleguen con un trozo decente a los comicios de 2021

“Era tan, pero tan venenoso el pelado ese, que si se mordía la boca, se suicidaba”.

Cuento de pueblo

Lo anticipamos hace muchísimo tiempo, desde hace años cuando el joven político Samuel García empezó a descollar y a dejarse sentir como un posible aspirante a la gubernatura: denle tiempo, solito se va a tropezar.

Preocupados algunos políticos veían el fulgurante ascenso del joven del partido naranja que parecía no tener rival alguno que fuera a darle alcance y así por meses estuvo a la cabeza de las preferencias y de la intención de voto sin que nadie, absolutamente nadie, le hiciera sombra.

Pero fue precisa y justamente su sombra la que, de acuerdo con lo anunciado con antelación, vino a jugarle una mala pasada a Samuel y a echar por tierra todos sus sueños y planes; esa sombra parlanchina que le estiró de más la lengua y con ello provocó que se tropezara cayendo estrepitosamente.

En un vano intento por detener la caída libre García Sepúlveda ha intentado de todo, dijo que rifará un auto de lujo para ayudar a los niños con cáncer y luego se reunió con el dirigente emecista y a los cuatro vientos pregonó que quiere ser el candidato a gobernador.

Sin embargo lo que Samuel no sabe es que sus pesadillas aún no terminan y aunque a él todavía le quedan por ahí varios resbalones de su propia cuenta, será necesario esperar la metralla que desde hace también mucho tiempo le tienen preparada sus adversarios políticos, por lo que no la tiene nada sencilla.

Por otra parte y siguiendo con las premoniciones, fieles a los usos y costumbres de la izquierda mexicana, en Morena se están empezando a hacer garras entre ellos mismos y con ello será difícil que lleguen con un trozo decente a los comicios de 2021.

Son muchos grupos, muchos dueños, muchos que se creen con derechos, muchos que presumen la paternidad del niño así, como dice una buena amiga, “nada más no se pinchis puede”.

Si no se han comido unos a otros, es decir no han caído en la antropofagia, es porque tienen miedo de que al ingerirse a uno de sus congéneres les vaya a dar una terrible indigestión o mueran por envenenamiento, porque saben bien de lo que están hechos, pero de que tienen ganas de desaparecerse unos a otros, ni quien lo dude.

Esa ha sido su historia, esa su naturaleza y no puede evitar, por más perdidos o sin seguidores que se sepan, el ir a meterle el pie a cualquier que despunte, nomás por hacer la maldad y amargarles la fiesta, con todo y que saben que por ello terminan divididos, fraccionados y atomizados, tanto que como jarrón roto en mil pedazos, no hay manera de volverlos a juntar.

¿Qué con su PAN se lo coman?

ftijerin@rtvnews.com



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