banner edicion impresa

Opinión Editorial


De la peste, la epidemia y la pandemia


Publicación:04-05-2020
version androidversion iphone

++--

La pandemia del coronavirus descubrió cuán vulnerables somos como género humano.

La pandemia del coronavirus descubrió cuán vulnerables somos como género humano y nos enfrenta con nuestra propia identidad histórica. El COVID-19 actualizó nuestro legado de miedo ante las enfermedades infectocontagiosas, la historia de la humanidad contiene registros muy antiguos de éstas, como se pueden leer en los libros de la antigüedad, especialmente de carácter religioso.

Cuando era pequeño, era común escuchar a las personas que observaban a alguien que estornudaba, decirle: ¡Jesús te ayude! Una expresión que permaneció incomprensible para mí hasta ahora, que el virus SARS-Cov-2 nos ha actualizado el riesgo que implica que una persona tenga este reflejo nasal tan básico, como lo es el estornudar.

La frase se te grababa en tu memoria inevitablemente, porque las personas que estornudaban nunca lo hacían de manera única, sino que el estornudo se repetía, de manera automática, por tres repeticiones consecutivas, así que el interlocutor, generalmente repetía la frase de cortesía, mínimamente, en dos o tres ocasiones.

La frase ante alguien que estornudaba, no era por  mera cortesía, reflejaba una intención de mejoría y, a  la vez, un temor de que se tratara de algo más peligroso que un simple estornudo. Ahora me doy cuenta del peligro real detrás de un simple estornudo, especialmente en espacios cerrados y prevaleciendo corta distancia entre las partes. No importa que la persona estornude por motivos alérgicos; dentro de un mes que regresemos a tratar de retomar nuestra vida normal,  si alguien estornudara  cerca de mí, será motivo de gran pánico.

En la historia de las epidemias, el nivel de letalidad de cada una de las enfermedades fue muy alto, podrían desaparecer la mitad de la población afectada, por ejemplo, en una ciudad,miles de personas morían en un lapso de tiempo corto. Consideremos algunos casos relacionados con algunas de las enfermedades más temibles, como la tuberculosis, la peste negra, la viruela, la influenza, el VIH, la malaria, el cólera, la tifoidea, sarampión, entre otras.

La  enfermedad más agresivahistóricamente ha sido la viruela, con 300 millones de muertos; el sarampión (que por cierto tenemos actualmente un brote del mismo en nuestro país) ha cobrado la vida de 200 millones de personas; la gripe española 100 millones; la peste negra 80 millones de habitantes, el VIH 30 millones, entre otros.

En la historia también encontramos cómo estas enfermedades infecciosas hacían tambalear un régimen o un imperio, el caso de Roma con las epidemias que le afectaron, llevaron a considerar cómo el mismo afán expansivo del imperio se convertía en un arma de doble filo, ya que los soldados que regresaban de Asia y otras partes del mundo, traían consigo estas enfermedades que diezmaban a la población y a la capacidad política y económica de los grandes imperios. El COVID-19 no se ha quedado atrás, amenazando los mercados internacionales y las economías de los países afectados.

El caso de Roma es muy significativo porque fueron  al menos tres pestes que la llevaron a debilitarse en su poderío político y militar: la peste Antonia en al año 166, duró 15 años y tuvo 5 millones de víctimas; en el 249 la peste Cipriana, prevalece durante 20 años y da muerte de tres a cinco millones de personas; después en el 542 la plaga de Justiniano invade al imperio romano  de oriente, se estima que en  menos de 120 días, murió el 40% de la población.

A raíz de la peste negra que azotó Europa (1347-1353), el pueblo tuvo que recurrir, como seguramente lo hicieron en epidemias anteriores,  al pensamiento mágico religioso para poder hacer frente a tan temible enemigo, por lo que se desarrollaron rituales que aún perviven para poder invocar a las fuerzas espirituales benevolentes y protectoras;  en el caso del rito católico, hoy en día existe la procesión que invoca la ayuda de San Sebastián para enfrentar con oración y devoción la amenaza de la peste. Este último término, históricamentesinónimo de epidemia.

En México la enfermedad más dañina fue la viruela que los españoles utilizaron durante la Conquista, para acelerar su triunfo sobre una población indígena mermadaen su salud e incapaz de responder al agresor. Después vino el sarampión, posteriormente en ese mismo siglo XVI, la salmonela, con todo ello, la población indígena disminuyó de 30 a tres millones de personas.

La gripe española dejó en el año 1918,  500,000 muertos en México. El “¡Jesús te ayude!”, probablemente se generódurante ese período, ante el terror derivado de una estela de mortandad tan significativa, alrededor de 100 millones de víctimas a nivel mundial. El “¡Jesús te ayude!”, seguramente fue una expresión que se acuñó  a principios del siglo XX y logró mantenerse vigente hasta finales de ese mismo siglo.

Hoy podríamos precisar aún más la frase encuestión, ya que en el momento que alguien estornude en frente de nosotros, habrá que considerar no sólo a la persona que estornudó, también lo que puede depararnos el destino por estar en el lugar y el momento equivocados, porque una situación así implica, literalmente un volado en el aire, por lo que el ajuste más realista a esta antigua expresión sería: “¡Jesús nos ayude!”.

El coronavirus ha puesto en jaque la efusividad emocional de carácter interpersonal de los mexicanos(as), al salir de la cuarentena ya no será posible ir repartiendo abrazos por todos lados, besos en una y otra mejilla, apretón doble de manos… esto ya no será una práctica social recomendable, porque el virus SARS-CoV-2, permanecerá en el escenario social inevitablemente por una temporada más, hasta que la vacuna sea considerada como opción viable.

También será necesario darle continuidad al uso de las tecnologías de la información y comunicación, para sustituir el trabajo presencial y evitar así la interacción social física, que nos pone en riesgo permanente. Especialmente las personas que formamos parte de los grupos médicamente vulnerables al COVID-19, será imposible recuperar nuestra normalidad tal como la conocimos durante años; definitivamente, la vida ya no podrá ser igual después de esta pandemia.




« El Porvenir »
Arturo Delgado Moya

Arturo Delgado Moya


Publicaciones del autor