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Opinión Editorial


Córrele por las medicinas


Publicación:01-02-2020
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Ojalá que el gobierno federal tenga la capacidad de atender este problema tan sensible para la población; independientemente del tema político

¡Córrele que te alcanzan! Por allá no, que viene la enfermera… Me fui por la derecha del pasillo, mi hermano Beto por la izquierda;  a mí me agarraron primero. Cuando salí llorando del consultorio, después de que me pusieron unas vacunas, a mi hermano ya lo traía un doctor a fuerzas; sólo teníamos cuatro o cinco años, eso fue en el Centro de Salud del gobierno  que está en  la colonia terminal,  en Félix U. Gómez, aquí en Monterrey. 

Después de casi 40 años regrese a esa clínica,  eso fue  hace un par de años, a mi hijo Gabrielo lo había mordido un  perro y no en todos los hospitales públicos  tenían la vacuna que se ocupaba. Los pasillos por donde corrí ahora se me hacían pequeños y sucios, el consultorio donde le pusieron la vacuna a mi hijo   tenía sólo una silla y rota. A primera vista percibí cierto deterioro,  ¿ Dejaron caer ese pequeño Centro de Salud o de niño no me daba cuenta de las carencias que tenía?

Recuerdo esto ahora que está el debate sobre la entrada  en  vigor del INSABI, Instituto de Salud  para el Bienestar,  que sustituye las funciones que hacia el Seguro Popular, creado en el 2003 por la administración  de  Fox, el cual siguió con Calderón y Peña Nieto y que funcionaba con los recursos federales, apoyándose en la infraestructura hospitalaria de los estados.

El Seguro Popular fue creciendo  en afiliados y llegó a tener más de 50 millones de beneficiarios, con este programa se crearon nuevos hospitales y se fue ampliando la cobertura médica en diferentes padecimientos y cirugías,   así como la atención de pacientes en hospitales de  primero, segundo y hasta tercer nivel. 

Sin embargo, así como fue creciendo en la  atención en general, fue aumentando también la corrupción e ineficiencia  en los  mismos servicios  que otorgaba, lo anterior debido a que si bien la mayor parte de recursos financieros para su operación provenían de la Federación, éstos eran  administrados por los estados. Y ahora sí  que según el gobernador en turno ¡era la tranza!

Ejemplos  de  una  corrupción rampante  en materia de salud, que a  veces se olvida, es el del  gobernador priista de Veracruz, Javier Duarte,  que durante su administración los tratamientos de quimioterapia para niños con cáncer contenían sólo agua  destilada. ¡Cuánta monstruosidad!  Por su parte, otros gobernadores inflaban las obras de nuevos hospitales con sus constructoras favoritas, al igual que tenían sus proveedores “amigos”  en la  compra  medicamentos.

Debido a lo anterior, en la presente administración federal se tomó la drástica decisión de desaparecer el Seguro Popular y crear un programa de salud nuevo, el INSABI, el cual enfrenta de entrada  la resistencia de algunos gobernadores, quienes caen en la politización del proyecto, pues mientras los del PAN no lo aceptan, los del PRI se “alinean”  y el “Bronco” como único Independiente negocia a ver qué más recursos obtiene. La cuestión aquí es, en este embrollo  político, dónde queda el pueblo, dónde quedan los ciudadanos,  quienes para no variar son los que sufren ante la escasez de medicamentos, pues resulta que los proveedores “amigos” también se resisten a cumplir con las nuevas reglas y normas del programa.

Ojalá que el gobierno federal tenga la capacidad de atender este problema tan sensible para la población; independientemente del tema político, que corran a los corruptos que tengan que sacar,  porque ahora en vez de correr los niños  para que no les pongan su vacunas, vemos a  los padres de los pequeños correr de un hospital a otro para ver si consiguen sus medicamentos.  



« Redacción »