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Opinión Editorial


Aprende en casa, reto emergente


Publicación:12-08-2020
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El Programa Aprende en Casa, en sus dos ediciones, representa el mayor esfuerzo de las autoridades educativas en los últimos años

“Si sales a navegar, no te canse el preparar”, expresión marinera

El COVID es el mayor desafío educativo en el país. Además de poner en evidencia la débil plataforma educativa, la desigualdad social y la poca visión en el tema, ahora es necesario reaccionar ante lo que no estaba previsto. Problemas de infraestructura tecnológica, competencias digitales, planeación, materiales, monitoreo, se suman a los que ya tenía el sistema educativo del país en condiciones sin pandemia: calidad, pertinencia y cobertura. Y si queremos ahondar: deserción, eficiencia terminal, profesionalización del magistrado, alineación política gremial, entre otros. El sistema educativo mexicano es complejo.

Estamos en una emergencia y debemos entenderla.

El Programa Aprende en Casa, en sus dos ediciones, representa el mayor esfuerzo de las autoridades educativas en los últimos años. Considera internet, tv y radio en señal abierta (ahora), material digital, conferencias, libros de texto, cuadernos especiales y equipo de tutorado, para cada año en todos los niveles de educación básica. Esto demanda además de la obvia capacitación directiva y docente, el diseño instruccional correspondiente a la modalidad, la elaboración de guiones para medios y la planeación de cursos en alineación perfecta del programa con los recursos en línea y de medios; así mismo, evaluación y monitoreo. 

Además, convencer a padres de familia de su indispensable participación para asegurar la continuidad del curso, la disciplina de los hijos, la adecuación del espacio físico, la posible adquisición de equipo de cómputo y la contratación de servicios digitales. Así mismo, diseñar actividades de convivencia familiar en sustitución de las extracurriculares. 

Podemos imaginar la dificultad de resolver todo esto en 6 meses. Es justo reconocer el trabajo de autoridades, maestros, familias y alumnos para sumarse a esta tarea. Por supuesto que hay dudas sobre el aprovechamiento, calidad, competencia de los docentes y efectividad del programa en general, pero la respuesta es obvia: no saldremos bien evaluados en estos aspectos. Y habrá que sumarle el abandono escolar del sector privado por incapacidad de pagar colegiaturas, o porque convencidos de que no sirve de mucho el nuevo esquema, prefieren esperar a lo presencial, perder un año escolar no es tan grave. De igual forma, protestas docentes por plazas y pagos pendientes.

Aunque el regreso a clases será el 24 de agosto próximo, hasta el 15 de septiembre se darán a conocer las “parrillas de programación” de todos los grados escolares que serán transmitidas por las pantallas de televisión. En cada clase habrá un conductor de televisión y un docente. 

Los canales y estaciones de radio y TV que se utilizarán, no son los de entretenimiento, son adicionales en formato digital que tienen concesionados las empresas de medios y que requerirá que el usuario reprograme su televisión para tener acceso. La programación será desde las 8 a las 19:00 hrs.; los cursos tendrán valor curricular. 

Se espera que con la integración de canales de concesionarios se tenga una cobertura de hasta el 90% o más del territorio nacional para que lleguen las clases hasta el último rincón del país. El programa tendrá un costo aproximado de 450 millones de pesos.

Las clases presenciales sólo se darán cuando el semáforo epidemiológico esté en color verde, decisión tomada por el Consejo de Salubridad del país y conforme en los estados se den las condiciones sanitarias; se reanudarán gradualmente siguiendo los protocolos correspondientes. 

Ante esta complicada situación debe prevalecer el espíritu de confianza y colaboración. Ciertamente se espera mucho esfuerzo familiar, pero aprovechemos esta oportunidad de currículo oculto para transmitir valores de trabajo, amor, esfuerzo y responsabilidad. Los logros en la vida dependen de uno mismo, no de los demás.

La educación involucra escuela, maestros, entorno y familia. Se debe maximizar el aprendizaje para no ser proveedores de contenidos sino facilitadores de la construcción conjunta y del desarrollo de habilidades para el pensamiento crítico, creatividad e innovación. Siempre con diálogo y retroalimentación.

Todo esto debe llevar a los educadores a replantear modelos educativos; trabajar con contenidos, antes de generar cosas nuevas, hacer curaduría y aprovechar lo existente; explorar tecnologías escalables; utilizar recursos de aprendizaje flexibles; e incorporar recursos socio-emocionales. Hay mucha información y talento al respecto. Debemos prepararnos para otras situaciones emergentes que se pudieran presentar en el futuro.

Como dicen los marineros: “A golpe de mar, pecho sereno, subamos a bordo y a navegar”.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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