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Opinión Editorial


Al límite de la ciencia, la responsabilidad


Publicación:14-07-2020
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Al límite de la ciencia está la responsabilidad de cada uno

Sostener que al límite de la ciencia está la responsabilidad de cada uno, se refiere a no esperar que ella tenga la primera y la última palabra sobre todo en nuestras existencias; a no buscar transformarla en cientificismo, es decir, en una forma de discurso fundamentalista (“Está comprobado científicamente que…”) con el cual sentir que se estaría autorizado hacer y deshacer, buscar un “bien superior” independientemente de los medios, como lo hacen los otros fanáticos, extremistas religiosos, tanto cristianos como musulmanes. Sino a emplearla como una herramienta incompleta con la cual se aproxima (se construye) de una forma específica eso considerado como realidad. 

Al límite de la ciencia está la responsabilidad de cada uno, implica que si la ciencia, que siempre avanza “despacio y por las piedras”, intentando descifrar las correlaciones de diversas variables, recortar la realidad en fenómenos aislables, ver sus efectos, monitorear sus contingencias, para poder arribar, de alguna forma, ante la última tesis a ser comprobada o rechazada, generando con ello, sea un conocimiento nuevo, una aplicación tecnológica, etc., encuentra sus límites, inhibiciones y angustias, es justamente en ese punto, donde la responsabilidad de cada uno, la implicación permanente en aquello que se hace o no, se ejerce. Veamos un ejemplo simple de nuestro tiempo: el uso del cubrebocas ante la pandemia del Covid-19. 

Mucho se ha dicho sobre el uso del cubrebocas: si funciona o no funciona; hay quienes sostienen que es indiferente, mientras otros defienden a capa y espada su uso. El mismo debate muestra que en materia de salud, de uso de un dispositivo tan simple, puede haber discrepancias de opinión y posturas, de argumentos empleados para sostener o rechazar tal indicación. Incluso, entre lo que deciden usarlo, puede existir – en caso de contagio- un reclamo a quienes previamente se los sugirieron. Precisamente por pensar que tal o cual medida era una garantía total. De ahí “Al límite de la ciencia está la responsabilidad de cada uno”. Es decir, la forma, la postura que cada uno asume ante cada situación e información que se le plantea. Sin operar la infantil postura de “Es que no se suponía…”, “Es que primero nos dijeron… y luego…” pues tampoco es una protección y garantía absoluta, como quienes sienten que, si lo traen en la mano, en la papada o a media oreja, ya en cierta forma -vía cierto pensamiento mágico- estarán protegidos.  

Sociedades que desean encontrar una garantía última en sus gobernantes, en sus científicos y en sus maestros, son igualmente las más irresponsables, que gustan vivir en la queja contante sobre lo que el otro no les ha dado, pues colocarán en las manos de ese otro, toda la responsabilidad de lo que les suceda. Separándose de la implicación personal que cada uno tenga. Ello va generando contextos negligentes e individualistas de “sálvese quien pueda”, que es muy atractivo para el pensamiento individualista, hedonista, y no para enfrentar un problema colectivo que nos muestra que, en la vida social, la libertad no es una posesión, estilo algo que se compra en la tienda, sino un ejercicio cívico de corresponsabilidad que siempre implica la dimensión del semejante. 

Se imagina usted plantearle a cada ciudadano, cuando vaya a incurrir en una actividad de riesgo durante esta pandemia, “Ya que usted está realizando justamente lo no recomendado por las autoridades sanitarias (no mantener sana distancia, uso de cubrebocas, realizar reuniones…) le pedimos firme este consentimiento informado en el cual renuncia al uso de una cama de hospital, así como a un respirador, en caso de necesitarlo” ¿Renunciaría usted anticipadamente a ellos dado su proceder? Al límite de la ciencia, la responsabilidad de cada uno. 

Al límite de la ciencia y la política, la responsabilidad de cada uno implica la participación activa, creativa y constante de cada sujeto, de cada ciudadano; soportando la incompletud, en sí mismo y en el otro, sabiendo que no todo está dicho y planteado, que, como el mismo universo, las verdades son siempre verdades en expansión. 

Instagram: camilo_e_ramirez 



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