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Opinión Editorial


Aguantemos un poco más


Publicación:25-10-2020
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Ignoro la cifra de asistentes pero sí sé de los gritos jubilosos hasta casi el amanecer.

En momentos en que la autoridad sanitaria estatal traza estrategias para dar atribuciones al personal de inspección y de seguridad pública a fin de que estos puedan suspender fiestas en quintas y en viviendas como un mecanismo para detener la escalada de contagios por Covid-19 en Nuevo León, mis vecinos decidieron este fin de semana que eso les importa un ápice y que festejarían –desconozco el motivo-lo que hubiera por festejar.

Ignoro la cifra de asistentes pero sí sé de los gritos jubilosos hasta casi el amanecer.

Es entonces cuando entiendo la preocupación y le concedo la razón al alcalde de Linares, Fernando Adame Doria, quien en la reunión semanal virtual con el gobernador y los alcaldes, hablaba de lo difícil que es actuar cuando tenían cero facultades para frenar una convivencia.

“Y es que cada casa sea convertido en un salón de fiestas”, se quejaba Adame Doria.

Cada reunión, por “pequeña” que parezca, nos está costando un rebrote en Nuevo León y la secretaría nacional de Salud ya analiza poner el semáforo epidemiológico en rojo… otra vez.

La primera impresión del doctor De la O es de impotencia y enojo porque los dueños de salones de fiesta, asegura, sólo velan por sus intereses, pero ¿alguien los puede culpar cuando llevan meses sin recibir ingreso? ¿y qué hay de sus empleados?

Toda oferta responde a una demanda, así que no toda la culpa es de los propietarios de centros de reunión.

Tal como dijo el gobernador Rodríguez Calderón, Nuevo León no podrá resistir una nueva embestida de gastos para hospitalizaciones, medicamentos… y ni el personal médico puede más con tal carga de trabajo.

Y si ahorita hay malestar generalizado por la falta de oportunidades laborales, imagínese si sigue creciendo la cantidad de contagios, de hospitalizaciones y de casos graves que ocupan respiradores.

Muy oportunamente a manera de meme circula en las redes un post que reza más o menos así “si no tiene síntomas, no salga a buscarlos; y si los tiene, no salga a repartirlos”.

La salud es la máxima de una persona, pero también lo es el empleo.

De darse un peor escenario, el desempleo disparará más la incidencia delictiva y para variar, la mujer se convierte en la víctima “ideal”.

De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública, la trata de personas creció a nivel nacional en 32.1 por ciento este mes de septiembre en relación a la estadística del 2019, mientras la violencia familiar se disparó en 9.8% en el mismo lapso y el narcomenudeo, en 5.6%.

Por lo que respecta a Nuevo León, se ubicó en el nada honroso sexto lugar con 7,550 reportes contra los 161.157 incidentes relacionados con la seguridad pública en México.

Si nos referimos a los feminicidios, de enero a agosto, Nuevo León reportó 42 casos contra los 626 a nivel nacional; eso la ubica en la cuarta posición del ranking.

 Necesitamos no bajar la guardia y seguirnos cuidando; si no es necesario salir, aguantemos un poco más. Como parte de su terapia ocupacional, le propongo ir innovando para visualizar sus siguientes celebraciones –obvio de manera virtual-, como Día de Muertos, La Revolución, las Peregrinaciones y la fiesta de la Guadalupana, hasta las fiestas de cierre de año.

El deber ser apunta a que esta etapa oscura debe, o al menos debería, dejarnos una lección y nos convierta en mejores personas, pero vivas y sanas.




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