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Opinión Editorial


Agenda familiar


Publicación:18-07-2022
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Algo que hemos atestiguado al menos en redes sociales y que la estadística lo confirma, es que la violencia familiar no ha bajado ni un poquito.

Recientemente estuve leyendo “Qué hace la gente exitosa antes del desayuno”. No es que le promocione o que quiera echarle a usted, amable lector, la letanía de hacer esto o aquello para que usted o yo seamos “exitosos” en el manejo de nuestro tiempo.

Sí, es un libro altamente enriquecedor y digno de ser leído, pero abreviando, me quisiera referir a cómo establecer ciertos hábitos que además de una distribución más vasta de nuestra jornada –para lo que guste y mande- nos permite fortalecer vínculos con aquellos a quienes más amamos.

Un punto particular apunta hacia los fines de semana, el cómo planear desde los días previos, qué hacer o cómo establecer la “agenda” de tal modo que todos los miembros de la familia estén involucrados y deseosos de esos maravillosos momentos que se atesoran y que quizá, nuestras generaciones venideras, busquen repetir y compartir.

¿A qué voy con esto?

Algo que hemos atestiguado al menos en redes sociales y que la estadística lo confirma, es que la violencia familiar no ha bajado ni un poquito.

Para muestra, un botón. Creo que más de uno vimos con repudio ese video donde el presunto padrastro estrujaba a una menor; supimos de su detención y que la madre e hija recibirían atención, amén de que el padre biológico pelearía la custodia de la menor.

¿Cuántas mujeres, cuántas familias viven situaciones similares? De acuerdo con cifras de la Vice fiscalía del Ministerio Público de Nuevo León, en el mes de junio se recibieron 2 mil 292 reportes de violencia familiar en el estado, numeralia que quizá le parezca nada en un universo de 5 millones y pico de habitantes.

No obstante, hay que recordar que muchísimas personas, especialmente mujeres, aún no adquieren la cultura de la denuncia y siempre habrá el temor de la represalia, especialmente cuando la pareja agresora es la proveedora del hogar.

Me parece que al planear mejor nuestro tiempo podemos dedicar a los nuestros, calidad, diversión, calidez y amor, aún sin un gran presupuesto.

De mis recuerdos infantiles evoco los domingos, cuando nuestros padres nos llevaban de picnic a los jardines de Ciudad Universitaria, rato en que hacíamos como que jugábamos softbol, comíamos lo que hubiera y regresábamos cansados y felices para cerrar el domingo y prepararnos para la semana que estaba por comenzar.

Otras “rutinas” dominicales era un paseo por algún parque para recoger coníferas, o recurríamos a la visita a los abuelos; de todo ello hay historias muy lindas.

Seguro usted tiene sus propias estampas personales y quizá, sólo quizá, a las familias de hoy –más allá del modelo de núcleo en que se desenvuelva- nos falta esa pausa que se traduzca en convivencia, que nos permita comprendernos y apoyarnos sin tener que recurrir a la agresión.

Puede ser el fin de semana o el día que más les apetezca, pero hay que privilegiar la comunicación si buscamos, aunque sea poco a poco, cambiar la cultura de la violencia, por la del amor.



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