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Nacional Ciudad de México


Narran infierno en anexos irregulares

Narran infierno en anexos irregulares


Publicación:11-08-2020
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Estaban hartas de ser golpeadas y abusadas por quien les había prometido un trato digno.

TLAXCALA, Tlax..- Tres mujeres intentaron escapar de un anexo en Tlaxcala. La primera en saltar se salvó gracias a un árbol, la segunda falleció por la caída y la tercera ya no tuvo tiempo de brincar. Estaban hartas de ser golpeadas y abusadas por quien les había prometido un trato digno. Karla, de 23 años, y Mitzy, de 21, llegaron sin conocerse en abril de este año al centro de rehabilitación La Concepción A.C., ubicado en Chiautempan, Tlaxcala. Ambas son de ese estado, tuvieron embarazos adolescentes, sufrieron violencia doméstica de los padres de sus hijos y fueron inducidas al cristal por otros hombres que, además, las alejaron de sus familias. En ambas historias fueron sus madres quienes intentaron salvarlas y quienes, a través de recomendaciones, confiaron en ese anexo. Hasta ahora, el lugar cuya entrada principal presume la frase "trato humanitario" no se ha responsabilizado con las familias. La Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) registra 304 Establecimientos Residenciales de Atención a las Adicciones hasta el primer trimestre de 2020, pero ninguno está en Tlaxcala. Mariana Reyes, subdirectora de Supervisión a Establecimientos Residenciales, aseguró que, a la fecha, hay 2 mil 111 centros privados, de los cuales sólo 14% están reconocidos. Es decir, hay mil 800 anexos irregulares en México. A Karla la llevaron su novio y su madre con la promesa de un paseo dominical. Mitzy fue ingresada por la fuerza por unos hombres que la subieron a una combi. Según Mitzy, las dos se conocieron mientras eran humilladas por La Madrina , exadicta y administradora del lugar. Postrada en una cama, Mitzy se recupera de la caída de 15 metros que le dejó fracturas en fémur, brazo, una pierna y de los horrores vividos en esa reclusión en la que había sólo nueve mujeres y más de 100 hombres. "La encargada me traía súper movida, hacía que le lavara la ropa, le preparara el baño, le colocara las toallas sanitarias en la ropa, que se las cambiara, muchas cosas. No sólo a mí, también a todas las demás", contó Mitzy. Entre tener que revivir pesadillas como los golpes recibidos, las pisadas en las piernas, los baños a la fuerza, la humillación verbal, el pasar hasta cinco horas hincadas por día, lavar los trastos de todos los internos bajo la lluvia, ser exhibidas durante la menstruación o sacar comida de la basura, Mitzy subraya el acoso sexual que se vive adentro.


« El Universal »