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La mediación ayuda a prevenir actos violentos de estudiantes en escuelas


Publicación:22-01-2020
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La mediación ayuda a prevenir actos violentos de estudiantes en escuelas

Alma Torres Torres
as acciones violentas en los planteles escolares, a cargo de un niño, adolescente y joven son porque –la mayoría de las veces– se sienten solos.
La investigadora María Carme Boqué Torremorell consideró que la mediación puede ser una ruta para prevenir que los estudiantes cometan actos violentos en las escuelas.
La docente de la Universitat Ramon Llull señaló que la mediación es una puerta y un espacio para escuchar lo que siente, lo que le pasa y le preocupa al alumno, tanto en su entorno académico, social y familiar, en el Primer Coloquio Nacional de Métodos Alternos para la Solución de Controversias.
“Es un espacio de escucha confidencial y que trabaja en alternativas. A través de la mediación yo puedo ver y detectar que el estudiante no está fuerte en sí mismo y que necesita ayuda profesional como el de un psicólogo o un trabajador social, dependiendo de la situación”, puntualizó.
Boqué Torremorell explicó que un alumno que comete un acto violento en su escuela, es porque se debió haber sentido demasiado solo.
“Un joven que comete un acto violento en la escuela; yo siempre digo que éste lo pudo haber hecho en la escuela, en el barrio, en la discoteca o donde fuese, ya que no hubo nadie que fuese capaz de acompañarle, frenarle y que estuviera al tanto de lo que le pasaba”, argumentó.
La mediación ayuda en el ámbito educativo
A los docentes les ayuda para conocer las necesidades del alumno, ya que por ejemplo, si un joven le dice al profesor que no es muy social y necesita estrategias para hacer amistades, el profesor que es mediador forma un círculo protector hacia el joven.
“En donde se habla con dos compañeros de clase para que lo acompañen en el trayecto a la escuela; con otros dos para que convivan con él en el recreo y otros dos para que lo visiten el fin de semana”, comentó.
Implementación de la mediación
en la familia
Cuando la familia del alumno tiene muchos problemas y son citados a la escuela para hablar con ellos, generalmente lo niegan todo, por el temor de ser juzgados o culpados por la situación por la que pasa su hijo en el plantel educativo.
“Aquí primero el profesor tendría que hacer una premediación con los papás, para que se den cuenta que los escuchas y que tu intención no es criticarlos o confrontarlos”, detalló
Si me llega un padre de familia, explicó la experta, para contarme todos sus problemas económicos, familiares y laborales por los que pasa, pero yo lo cité porque su hijo rompió un cristal, lo primero que hago es comprenderlo y ponerme en sus zapatos.
“Después, le hago ver que nos centraremos primordialmente en lo que hizo su hijo y buscar las razones del por qué rompió el cristal del aula. Si llegamos a una solución de esta problemática, después podemos buscar solución a lo demás”, detalló.
Lo anterior, al presentar su ponencia “Resolver conflictos pacíficamente en la familia, en el centro docente y en el mundo”.
a enseñanza escolar de niños y jóvenes vive en la actualidad un cambio de paradigma, para ahora privilegiar el conocimiento compartido, es decir construido entre todos y para el cual el maestro ya no es el único que lo posee, cada uno de los que conviven en un aula tienen algo que aportar y el resultado beneficia a todos. El mundo de la tecnología abrió las puertas a miles de conocimientos, acercó la gente a ellos, más a niños y jóvenes, y el tema está en cómo hacer buen uso de ella.
Es necesario cambiar paradigma educativo
En la actualidad lo que necesitan los estudiantes es darles la capacidad de saber elegir lo que tienen que conocer en este mundo plagado de información, lo que significa crearles un sentido crítico.
Otro punto clave es saber que no se necesita tener muchos conocimientos, sino adquirir los que les sirvan para la vida, y en ello es importante la noción de educación en colaboración, en la que el profesor se convierte sobre todo en un mediador, capaz de hacer que los niños compartan, se apoyen los unos a los otros y saquen provecho a la diversidad.
Cecilia Espinosa, directora de la Fundación SM explicó que hasta antes de esta concepción, aunque todavía en práctica, se tenía una pedagogía que pretendía homogeneizar, que valoraba que todos deberían de tener los mismos conocimientos y quien fuera divergente reprobaba.
“La nueva metodología ha aprendido de la diversidad, de que cada uno tiene uno o varios valores que puede aportar para que los chicos construyan un todo, por lo que el reto es aprender a crear esos espacios de colaboración en los que la variedad suma, no resta, y que tenga como otro de sus ejes la inclusión”, detalló.
El enfoque es, pues, en dónde está el conocimiento y quién lo tiene, lo mismo que la forma en que se genera ese saber, así como en identificar los pasos a seguir dentro de las escuelas.
“Los maestros deben convertirse en moderadores, mediadores, los que conducen al grupo hacia el conocimiento. Al mismo tiempo deben dejar de ser reticentes a la tecnología, deben involucrarse en ella y aprovecharla, porque además de esa manera están en el mismo círculo de lo que gusta a sus alumnos”, agregó.
“En el mundo pedagógico se dice que actualmente se tienen una pedagogía del siglo XIX, profesores del XX y alumnos del XXI”, destacó al señalar que hoy en día se debe cambiar hasta la distribución de un salón de clases.
Antes el maestro estaba al frente, con su escritorio sobre una tarima remarcando su superioridad, y los niños sentados en línea y de frente a él; ahora debería ser en forma circular, en la que todos, incluido el maestro, puedan verse de frente, porque eso motiva al intercambio y a la colaboración para la construcción del conocimiento.
De esa forma se fomenta el diálogo y la apertura de las demás opiniones. Otros espacios, como las bibliotecas, también deben inviten a aprender y que sea de una manera gozosa.


























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