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Rescatan familia brasileña de secuestro del padre

Rescatan familia brasileña de secuestro del padre


Publicación:31-07-2022
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Durante 17 años


CIUDAD DE MÉXICO.- "El Castillo de la Pureza", película mexicana que cuenta el encierro que vive una familia por años a cargo del padre, se tornó a la realidad cuando este viernes fueron encontrados los miembros de una familia en una casa en total aislamiento y viviendo en condiciones insalubres. La película relata la historia de Gabriel Lima quien, en su intento por conservar la "pureza" de su familia, recluye a su esposa y a sus hijos en su casa, mientras él es el único que puede salir a trabajar o a comprar cosas para su sobrevivencia.
La historia, dirigida por Arturo Ripstein, está inspirada en un hecho real, ocurrido en la década de los 50 y fue llevada a la pantalla grande en 1972. Este viernes, la historia se volvió a repetir cuando la Policía Militar de Brasil halló, luego de una denuncia anónima, a una familia secuestrada en su casa.
El suceso real tuvo lugar en Guaratiba, un barrio situado en la zona oeste de Río de Janeiro, donde una mujer y sus dos hijos se encontraban amarrados, sucios, desnutridos y aislados en una habitación en condiciones insalubres.
Durante 17 años la madre y los dos hijos de 17 y 22 años, quienes debido a la desnutrición en la que vivían tenían apariencia de niños, permanecieron en su casa, en una habitación de cemento, sin ventilación, sin agua potable y con heces. Pero bien dicen que la realidad supera a la ficción, y es que, aunque en el filme, el padre quien se dedica a vender raticidas provee de lo necesario a su esposa e hijos, en el caso de la familia brasileña, Luiz Antonio Santos Silva, responsable del secuestro, mantenía a su familia con poca comida, según contó la mujer recluida.
"Dijo que no veía la luz del día desde hacía 17 años, era la primera vez en todo ese tiempo, y decía que sentía dolor por la luz del sol. Le ofrecimos agua, le pregunté si había comido alguna cosa y si quería comer, dijo que no. Decía 'no, no puedo comer, no nos deja comer sin su autorización", relató William Oliveira, capitán de la Policía Militar, en declaraciones recogidas por medios locales.
Además, al no tener contacto con la sociedad, los jóvenes no hablaban, se encontraban ansiosos y balbuceaban. "Inicialmente pensábamos que eran niños, debido al grado de desnutrición", precisaron.


« El Universal »