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Recomendaciones para conductores con enfermedad renal

Recomendaciones para conductores con enfermedad renal


Publicación:04-07-2020
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Las personas que tuvieron síndrome urémico no deben manejar un auto.

CIUDAD DE MÉXICO.- La enfermedad renal crónica (ERC ) se refiere a la pérdida gradual de la función de los riñones para filtrar y eliminar toxinas y el exceso de agua; comprende cinco etapas. Aunque al principio es un padecimiento asintomático, conforme avanza puede representar un riesgo para el paciente que conduce un vehículo.
"En el grado cuatro (prediálisis), los riñones trabajan entre 30 y 15%. Los pacientes empiezan a tener ingresos hospitalarios porque ya vienen con muchos síntomas relacionados con la falla renal. Para este grupo específico, conducir un automóvil puede significar un riesgo ya que se pueden desarrollar anemias severas.
"La anemia, de por sí, nos da sensación de cansancio, alenta los reflejos y la capacidad de respuesta, puede provocar cierto letargo, nos cuesta más concentrarnos en las tareas, como manejar largas distancias en un auto. También en este grado podemos tener alteraciones de nuestros electrolitos en la sangre, se eleva el potasio y baja el calcio; estos son esenciales para la contractibilidad muscular", explica en entrevista la doctora Karina Renoirte, directora médica de Servicios de Grupo PiSA.
Debido a estos cambios en su organismo, añade la nefróloga, los pacientes en fase cuatro de ERC llegan a sufrir calambres, sensación de parálisis, pérdida de sensibilidad, hinchazón o espasmos involuntarios de las extremidades, como el síndrome de piernas inquietas. Dichos síntomas significan un riesgo mayor cuando se está realizando una actividad como manejar.
A partir de esta cuarta etapa, "se empiezan a acumular toxinas urémicas; la urea puede provocar náuseas, vómito, comezón, etcétera. Además, provoca ciertas alteraciones en el sistema nervioso central que, incluso, son capaces de generar crisis convulsivas. Por lo tanto, las personas que tuvieron síndrome urémico no deben manejar un auto, porque no podemos predecir en qué momento pudieran aparecer estos síntomas", advierte la expresidenta de la Asociación Nacional de Nefrólogos de México A.C.
Para la fase cinco, también conocida como insuficiencia renal, la función cae por debajo del 15%, por lo que son necesarios tratamientos como el trasplante, la diálisis peritoneal o la hemodiálisis. Esta última alternativa implica mayores precauciones en caso de que el paciente conduzca ya que, en ocasiones, conlleva ciertos efectos secundarios.
Tras cuatro horas de hemodiálisis, "hay pacientes cuya presión llega hasta el cielo, lo cual puede dar dolor de cabeza y alteraciones visuales; ese letargo psicomotriz los pudiera poner en riesgo si, saliendo de su tratamiento, conducen su automóvil. Otros salen con la presión muy baja, calambres o náuseas. No a todos les cae igual el tratamiento", indica la especialista adscrita al Hospital Civil de Guadalajara.
Recomendaciones para los automovilistas con ERC
La doctora Renoirte señala que a los pacientes en fases cuatro y cinco se les suele administrar diuréticos, como la furosemida, para forzar la producción de orina. Por lo general, recomiendan su ingesta por la mañana, para que en la noche no se estén levantando al baño.
"Pero si es una persona que todavía tiene que ir a trabajar, a lo mejor la recomendación sería al revés, que los tome en la tarde-noche para que en el día, sobre todo en la Ciudad de México donde tiene que manejar hora y media o dos para llegar a sus destinos, no tenga ese inconveniente", sugiere.
Asimismo, aconseja que, si se requiere hacer un traslado largo en carretera, el conductor programe determinadas pausas, más si empiezan a sentir calambres, entumecimiento, cansancio, dolor de cabeza y/o alteraciones visuales.
"Muchos pacientes son foráneos y tienen que acudir a las grandes ciudades a recibir su tratamiento. En ocasiones, viven en poblados que se encuentran a una o dos horas de carretera para llegar a Monterrey, Guadalajara u otra ciudad, y forzosamente tienen que manejar. Ahí la recomendación es que vayan acompañados", enfatiza.
Factores de riesgo y prevención
En México, la enfermedad renal crónica es más común en hombres y afecta, en especial, a dos grupos de edad: mayores de 40-45 años y jóvenes de entre 15 y 25 años, cuyo cuadro suele ser de origen desconocido.
De acuerdo con el doctor Antonio Méndez Durán, nefrólogo y miembro del Instituto Mexicano de Investigaciones Nefrológicas, "los factores de riesgo para desarrollar ERC se clasifican en modificables y no modificables. En los primeros se encuentran tabaquismo, alcoholismo, ingesta de grandes cantidades de proteínas de origen animal, sedentarismo, sobrepeso, obesidad, hiperglucemia, diabetes, hipertensión arterial, colesterol y triglicéridos altos en sangre, consumo de grandes cantidades de sal e ingesta crónica de analgésicos antiinflamatorios".
Además de trabajar en estos factores modificables, el especialista aconseja "tomar líquidos en cantidades adecuadas -hasta tres litros en 24 horas-, evitar el consumo de bebidas azucaradas, disminuir la cantidad de sodio en la dieta, realizar ejercicio físico de tipo aeróbico de cuatro a cinco veces por semana (de 50 a 60 minutos) y no automedicarse".
Mientras que en los factores cuyo control no está en nuestras manos podemos encontrar "edad avanzada, pertenecer al género masculino, carga familiar genética y bajo peso al nacer", puntualiza en entrevista el también exjefe del Servicio de Nefrología del Hospital General no. 25 del IMSS.


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