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La música de la vida, forma poética del ADN

La música de la vida, forma poética del ADN
En la Universidad de Glasgow se han podido medir, por primera vez, las frecuencias características del ADN

Publicación:26-05-2020
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En un laboratorio las vibraciones del Ácido Desoxirribonucleico fueron “arregladas” para ser reproducidas con violines

México.— En el marco del Festival de Arte y Ciencia El Aleph, se realizó la conferencia “La música de la vida en el ADN en el contexto de la Covid-19”, en la cual, el investigador asociado de la Universidad de Glasgow, Mario González, explicó cuáles son los componentes del Ácido Desoxirribonucleico y cómo es que éste se han convertido en “la música de la vida” gracias a sus vibraciones y el papel que éstas tienen en su función biológica.

      Para entenderlo de una mejor manera, el ponente contó la historia de un rey al que le gustaba mucho cantar, su mayor sueño era tener hijos que cantaran bien y así poder formar una banda. El rey se puso a trabajar en ello y tuvo muchos hijos, pero para su desgracia sólo uno de ellos nació con el talento, el rey convocó entonces a todos los científicos y preguntó si es que acaso el talento musical no se heredaba con los genes.

      “Los genes se encuentran codificados en una molécula de ADN”, se indicó, el cual es un polímero (una molécula con unas unidades que se repiten). En este caso, es un polímero de fosfatos y azúcares, con éstos se conectan otras moléculas que se llaman bases, las cuales se encargan de guardar la información. Estas bases son la adenina, guanina, timina y citosina, estas últimas —a diferencia de los otros dos componentes— repelen el agua, tal como lo hace el aceite, es decir, que cuando están en el medio acuoso de las células, se forma la doble hélice que se reconoce cuando se piensa en el ADN.

      El químico añadió que una de las características menos conocidas del Ácido Desoxirribonucleico es que éste se encuentra en una constante vibración, la cual genera diferentes frecuencias: “el ADN nunca está quieto como una doble hélice estática, sino que vibra, se desplaza e intenta rotar, la razón es que por tener temperatura, todos los cuerpos microscópicos se encuentran en movimiento”.

      La vibración que se produce en este Ácido es “lo que hemos denominado, de forma un poco poética, la música de la vida”; sin embargo, y debido a que el ADN es “miles de millones de veces más ligero que la cuerda de una guitarra, su frecuencia de vibración es miles de millones de veces más alta, tan alta que queda muy lejos del rango de frecuencias que puede escuchar el ser humano”.

      En la Universidad de Glasgow se han podido medir, por primera vez, las frecuencias características del ADN, para lo cual se efectuó un experimento en el que se diseñaron dos oligómeros —cadenas de ADN muy cortas— con una secuencia especial que asegura que si éstas se ponen en agua por separado, las secuencias no se complementarán y no podrán formar una doble hélice. Además de éste, también se preparó un compuesto con ambos oligómeros unidos.

      En un laboratorio midieron las frecuencias de cada compuesto, reducidas para “adecuarlas al rango de frecuencia que nuestro oído puede percibir y así poder escuchar, por primera vez, la verdadera música de la vida en el ADN”. El sonido que se apreció en la conferencia fue realizado con violines que suenan “un poco siniestros”. Estas vibraciones tienen su función en la lectura de los datos genéticos, pues “el ADN protege sus bases con la cadena de azúcares y fosfatos, esto impide la lectura de la información, pues la célula sólo puede leer la secuencia de bases si las cadenas están separadas, es aquí donde entran en juego las vibraciones.

      "El ADN tiene secuencias específicas que cambian la rigidez de la doble hélice en puntos concretos de su estructura, esto provoca que cuando las vibraciones pasan por este punto, por resonancia, la separación entre las dos hebras se haga cada vez más ancha”; dicho espacio es aprovechado por la maquinaria de la célula para dar lectura a la información genética y de esta forma “fabricar las enzimas que permitirán a los hijos de nuestro querido rey, cantar mejor”.



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