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El INAH y sus estrategias durante la pandemia

El INAH y sus estrategias durante la pandemia
Diego Prieto

Publicación:16-05-2020
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Diego Prieto habla de las medidas que la institución ha tomado en el marco de la contingencia sanitaria

México.— Desde principios de abril, en medio de la crisis sanitaria a causa del COVID-19, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha tenido que enfrentar más de una docena de incendios que pusieron en peligro zonas arqueológicas del sureste del país, específicamente las de Oxkintok, Xcabal y Kohunlich. En entrevista con Notimex, Diego Prieto, director de la institución, informó que actualmente se encuentran en tareas de resarcimiento de daños. En algunos casos “sólo se llegaron a afectar estructuras de la periferia; afortunadamente no lograron llegar al área”.

      El antropólogo social agregó que el equipo del INAH en Quintana Roo realizó tareas de previsión, igual que en Campeche, “estos equipos trabajaron con un enorme compromiso, siempre de la mano; en el caso de Quintana Roo, en conjunto con la Secretaría de Marina, que nos ayudó con helicópteros y carros tanque para trasladar el agua y contener los incendios”.

      En el marco de la contingencia, el director del INAH mencionó que han sido muy cuidadosos de atender todas las disposiciones sanitarias; desde el 20 de marzo, en coordinación con la Secretaría de Cultura, la institución suspendió todo tipo de actividades relacionadas con el equinoccio de primavera en zonas arqueológicas de mayor afluencia para evitar concentraciones de personas.

      Desde el 23 de marzo se dispuso también el cierre de todas las escuelas, museos y centros de trabajo de la institución con el fin de disminuir la movilización de sus trabajadores. Especificó que se mantienen activas las labores relativas a la protección legal y técnica del patrimonio arqueológico e histórico, “en particular aquellos que son monumentos históricos; muy en especial aquellos recintos donde hay colecciones de acervos importantes para efecto de que no corran riesgo nuestras colecciones”.

      Otra de las actividades que ha mantenido el INAH en el marco de la contingencia es el cuidado de bienes en laboratorios y recintos que puedan suponer un riesgo para la conservación de las piezas. “Hemos continuado con el trabajo de promover el programa nacional de reconstrucción, muy en particular toda la tarea de reestructuración de bienes culturales que se vieron afectados por los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017”. 

      Aunque el INAH ha cerrado sus recintos, sus escuelas han establecido modalidades para mantener vínculos a distancia con los alumnos. “En el caso de las licenciaturas se complica porque no todos los estudiantes tienen acceso viable a equipos para la comunicación a distancia; en el caso de los posgrados ha sido más factible”.

Las actividades que no se interrumpieron

Diego Prieto añade que han logrado que se restituyera el reconocimiento como posgrado de excelencia de la maestría en Antropología Física de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. “Nuestras escuelas siguen funcionando y desarrollando interacción; pero tendrá que haber ajustes en el calendario escolar; tendremos que discutir temas como prácticas de campo”.

      Otro de los rubros que se mantiene activo es el de la investigación; se ha priorizado el trabajo de gabinete “porque tenemos que contribuir para disminuir la movilización y concentración de personas”. Prieto reconoce que hoy en día es difícil pensar en un trabajo de campo presencial y más complicado considerar excavaciones arqueológicas que involucren la movilización de grupos de trabajadores. Hoy en día el trabajo de gabinete tiene que ver con el análisis de materiales. “Son tareas que corresponden a la producción de informes, artículos y libros que en un momento dado constituyen la parte fundamental de la investigación, que es la sistematización y divulgación de los conocimientos que el INAH produce”.

      Ante el cierre de museos, Diego Prieto anuncia que personal del instituto está planteando el rediseño de los museos y sus exposiciones: “Para que cuando salgamos nuevamente a la actividad pública, nuestros recintos estén planteando nuevas modalidades para atraer a los públicos y lograr, de mejor manera, el reconocimiento y disfrute de nuestro patrimonio cultural”.

      Pensando en una etapa posterior a la contingencia, el director menciona que ya hay investigadores de Morelos, Guerrero y Sonora que han planteado estudios históricos sobre los efectos y desenvolvimiento de la pandemia. “Algunos compañeros plantean la investigación sobre el impacto cultural y emocional que ha tenido en distintas comunidades y pueblos esta circunstancia, tanto la epidemia como el confinamiento domiciliario”. Resalta que esta contingencia ha tenido respuestas variadas a partir de sus propios sistemas normativos: “En algunas comunidades se han logrado habilitar relaciones de reciprocidad, redes de intercambio y lealtades primordiales que han podido instrumentar como mecanismo para cuidarse de manera colectiva”.

      Sobre la extinción del Fideicomiso para el Fomento y la Conservación del Patrimonio Cultural Antropológico, Arqueológico e Histórico de México (Fideinah), Prieto aclaró que nunca implicó un apoyo económico específico. “Surgió en 2008; a partir de 2016 ya no hay ninguna aportación gubernamental, privada ni de ninguna orden en este fideicomiso; ya traíamos varios años en que no había aplicación de recursos”.

      Anunció que se tomarán previsiones, año con año, para que el el presupuesto del INAH contemple un apartado destinado a la inversión y obra pública. “Es muy importante que sigamos con los programas de reorganización de suelo en las zonas arqueológicas; asimismo, que contemos con suficiencia presupuestal en materia de obra pública y mantenimiento mayor, pues es fundamental para que en algunas zonas arqueológicas se puedan erigir museos de sitio dignos que puedan atraer a varios públicos”.

      Respecto a las rutas de acción que planea el INAH después de la contingencia, Diego Prieto menciona una renovación de su política de investigación que permita a la institución brindar respuestas a la reactivación general de la vida social, cultural y económica del país. “Se nos abre la oportunidad, como en cualquier crisis, de la renovación”.



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