Megalópolis – El sueño de Francis Ford Coppola

La nueva película del director de El Padrino ya está disponible en la cartelera de Monterrey

Luego de muchas décadas, Francis Ford Coppola por fin consiguió realizar la película más ambiciosa de su filmografía, "Megalópolis", una fábula sobre un imperio en decadencia y un héroe dispuesto a salvarlo creando el mundo nuevo, más brillante y próspero.

No hace falta enfatizar que este protagonista, César Catilina (Adam Drivers) es una personificación de Coppola, un exitoso arquitecto que tiene la intención de salvar a Nueva York, urbe convertida en Nueva Roma, de los vicios y la corrupción que la han llevado a un punto sin retorno, imaginando un paralelismo con el imperio decadente que representa Estados Unidos.

Catilina es parte de la aristocracia, pero sus intenciones, distantes a las del resto de su familia, son buenas, algo que nadie parece notar, salvo Julia Cicero (Nathalie Emmanuel), la hija del alcalde Cicero (Giancarlo Esposito), el más grande rival del artista, quien lo ve como un falso y megalómano profeta al servicio de sus propios intereses. 

Los problemas empeoran cuando Julia pasa de investigar a César a enamorarse de él y la lucha por el control de la ciudad atrae candidatos peligrosos, como la reportera oportunista Wow Platinum (Aubrey Plaza) o el tío banquero de Catilina, Hamilton Crassus (Jon Voight) y su primo malvado, Clodio (Shia LaBeouf), dos de los culpables de que la ciudad esté al borde del abismo.

Para sustentar el sueño de un futuro mejor, César crea un elemento nuevo llamado megalon, sustancia que, para acabar pronto, sirve para todo tipo de necesidades, desde la edificación de rascacielos hasta confeccionar vestidos de alta costura o curar heridas de arma de fuego. Pese a su invento y un Premio Nobel, la fe del arquitecto flaquea al verse atormentado por la muerte de su esposa, quien se le aparece en visiones y recuerdos dolorosos.

En la primera escena, César se aventura hacia el borde del edificio Chrysler con más temor que valentía, exhibiendo su miedo para dar un salto rumbo al porvenir. Dicha secuencia permite conocer un poco más sobre la psique de este excéntrico héroe, sin embargo, no abundan este tipo de imágenes porque todo en "Megalópolis" se interrumpe por los diálogos expositivos, la narración autómata de Laurence Fishburne e imágenes que evocan a los primeros pasos del cine, excepto que, en vez de nutrir, interrumpen el drama en favor del despliegue de efectos visuales.

En otra secuencia, Catilina y Cicero discuten sobre unos andamios suspendidos encima de la maqueta de Nueva Roma, como si se disputaran el dominio de toda la ciudad. Mientras el alcalde propone abrir un nuevo casino, el arquitecto comparte su visión del mañana, una con la que "los niños puedan soñar". De nuevo, tiene significado, pero se aplana cuando la grandilocuente conversación se extiende tanto que recubre toda la puesta en escena.

El talento que el realizador exhibe en esta cinta no son más que destellos muy alejados de su potencial, sobre todo, si se compara con la habilidad que demostró en sus mejores años como realizador. Es una historia que se desconecta de lo que quiere acaparar porque todas las bases de la obra están huecas, son cascarones adornados y pintados para adornar una escenografía.

Para "Megalópolis", Coppola reunió a un reparto lleno de talento, sin embargo, no le ofrece las bases para darle vida a sus personajes, los cuales no son más que figuras de cartón que sueltan verborrea artificial al servicio de un cineasta aferrado a una ilusión hecha película y al nada sutil subtexto que hay detrás.

Aquí, el realizador concentra su capacidad y sus millones de dólares para tratar de exhibir la condición actual de Estados Unidos y el resto de la sociedad occidental. A fin de enviar un mensaje sobre el futuro de la civilización y claro, del arte en general. Desafortunadamente, el que una vez fue el realizador más aclamado de Hollywood, carece de suficiente megalon para unificar su epopeya y "Megalópolis" no ofrece más que un puñado de imágenes y efectos caóticamente amalgamados. 

Que la última película de Francis Ford Coppola sea un fracaso por donde se le mire no significa que mancille su legado, en mi opinión, "Megalópolis" pasó de ser un sueño a convertirse en un capricho, uno que perdió el brillo una vez que fue posible realizarlo. Es innegable que las pretensiones del cineasta son positivas y que prefiere mirar a la siguiente época del cine con optimismo, pero ello no hace de "Megalópolis" un logro cinematográfico, al contrario, es un espectáculo vacío rellenado por el discurso anticuado de un futuro mejor.

De la mano de Cinépolis Distribución, la nueva cinta de Francis Ford Coppola ya está disponible en las salas de cine de Monterrey. 

Director: Francis Ford Coppola

Reparto: Adam Driver, Nathalie Emmanuel, Giancarlo Esposito, Aubrey Plaza, Laurence Fishburne, Jon Voight