SAN JOSÉ, Costa Rica, noviembre 25 (EL UNIVERSAL).- Ebrio, intolerante y violento, un hombre empezó a discutir el domingo 15 de enero de 2023, en plena vía pública, con su compañera sentimental en un poblado remoto del sur de Costa Rica.
"Le gritó a la mujer y luego con total desprecio a la humanidad de su pareja sentimental, y con la utilización de un arma de fuego tipo revólver, le disparó a la víctima a la altura de la cabeza", precisó un recuento de hechos elaborado por la Corte Suprema de Justicia. La mujer falleció en la mañana del 17 de enero.
El hombre, costarricense al igual que la víctima, fue condenado en octubre a 18 años de cárcel por femicidio con arma de fuego y su sentencia está en firme este mes, en un caso que reconfirmó que la violencia familiar se afianzó entre las principales causas de muerte de mujeres, en un recóndito pueblo rural de Costa Rica o en cualquier ciudad de América Latina y el Caribe.
Sin cesar, la violencia de género arreció en la zona en 2023, repitió las mismas y dramáticas escenas de colapso social legadas en gran cantidad de años previos y prosiguió con riesgo de incremento, pese a las multitudinarias campañas públicas y privadas para promover el final de esas y otras formas de agresión en contra del sexo femenino.
Al recordarse hoy el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, los gritos de millones de mujeres vuelven a retumbar en múltiples escenarios, pero con las expectativas de que la realidad tampoco cambiará.
Dentro de un año, la situación podría ser más grave que la de 2023.
"Esta es la historia de miles de mujeres que nos faltan, sólo porque un hombre asumió el control de su vida", lamentó la abogada costarricense Alejandra Mora, secretaria ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de Estados Americanos (OEA).
"[Un hombre] que contempló desde el control de la ropa, el corte de pelo, quiénes eran sus amigas y hasta si podía continuar viviendo. Ahora esta violencia intrafamiliar se extiende en un continuum hacia otros espacios, como el transporte, la política y el mundo digital, con la misma estructura de dominación y ejercicio de poder", declaró Mora a EL UNIVERSAL.
"Se trata de la misma violencia, pero con diferentes ropajes. Para derribar esta violencia instalada en lo más básico de nuestra cultura se requiere de un esfuerzo conjunto, del Estado, de un Poder Judicial que garantice el acceso a la justicia y elimine la impunidad", exigió. Al insistir en que se "haga valer" la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará, Brasil), de 1994, planteó la urgencia de comprometerse "con las víctimas para que no sientan que están solas".
La conmemoración de este sábado fue instaurada en 1999 por la Organización de Naciones Unidas (ONU) por los asesinatos, en 1960, de las hermanas dominicanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal en República Dominicana por repudiar al dictador derechista dominicano Rafael Trujillo (1891-1961).
Un informe de dos instancias de la ONU —la Oficina contra la Droga y el Delito y la Agencia para la Igualdad de Género— difundido el miércoles anterior, reveló que la tasa de feminicidios en América ligados con la pareja o la familia llegó en 2022 a 1.5 por cada 100 mil mujeres, por lo que el continente sólo fue superado por África, con 2.8.
En lo que significó la cifra más abultada en 20 años, 89 mil mujeres fueron asesinadas en 2022 en el mundo y en fenómeno con promedio diario de 245 y con 133 muertas por ataques de algún miembro cercano a su familia, precisó. Con datos oficiales de países latinoamericanos y caribeños, un reporte del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que pertenece al sistema de la ONU, aseguró que los feminicidios en el área aumentaron de 2 mil 795 en 2017 a 4 mil 91 en 2020 y a 4 mil 473 en 2021 y bajaron a unos 4 mil 50 en 2022. "La violencia feminicida se mantiene en la región, a pesar de mayor conciencia pública al respecto, de los avances legislativos, de la respuesta estatal y de los progresos en medición", ratificó.
"No considero que se pueda decir que nada cambia [en agresión a mujeres]. Las revoluciones no se hacen en un día, toman tiempo", adujo la abogada colombiana Jimena Reyes, directora para las Américas de la (no estatal) Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH), con sede en París. "Necesitamos un cambio profundo, de paradigmas. Sí hay avances, primero con las nuevas generaciones. Es contundente para las mujeres víctimas de violencia de saber de esta sororidad que no existía antes y que se ha creado [con varios movimientos feministas]: que se sepa que otras mujeres están al lado de las víctimas", describió Reyes a este diario. "También en nuevas generaciones. En hombres jóvenes hay voluntad de deconstruir machismo, anhelo por construir relaciones interpersonales sexuales más equilibradas en donde violencia no tenga papel. Obviamente el vaso está bastante vacío. Eso hay que reconocerlo", indicó.
Al señalar "grave problema global de impunidad", y no sólo en feminicidios, dijo que "necesitamos cambio en la sociedad entera, en cada persona (...) toma tiempo. Pero comparada la situación de hace 20 años se empiezan a ver cambios en formas de actuar en nuevas generaciones".
El dato
* 89 mil fueron asesinadas en 2022 en todo el mundo, denuncia la ONU.
* 48 mil 800 las mataron el año pasado sus parejas, exparejas o familiares.
4 mil 50 mujeres, víctimas de feminicidio en América Latina y el Caribe en 2022: Cepal.
Violencia de género en América Latina, sin cesar
4 mil 50 mujeres, víctimas de feminicidio en América Latina y el Caribe en 2022: Cepal.