CIUDAD DE MÉXICO, febrero 7 (EL UNIVERSAL).- Aunque el corazón suele ser el foco de cuidados, la salud del cerebro a menudo se descuida, a pesar de su vital importancia. Con más de 55 millones de personas afectadas por demencia en todo el mundo, la conciencia sobre la salud cerebral es esencial.
La creciente prevalencia de enfermedades mentales y neurológicas ha llevado a investigadores, como Facundo Manes, fundador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), a abocarse al estudio del cerebro. En un evento en Buenos Aires, Manes instó a la comunidad científica a ser disruptiva y arriesgarse para abordar estos desafíos.
Agustín Ibáñez, neurocientífico y líder del Instituto de Salud Cerebral de América Latina (BrainLat), señaló que América Latina enfrenta un problema complejo de salud cerebral y demencia. Factores como la pobreza y la desigualdad contribuyen al aumento proyectado del 120% al 250% de casos para 2050. Además, el neurocientífico señaló que otro de los problemas de Latinoamérica es que entre el 70 y el 90% de los pacientes nunca reciben un diagnóstico de demencia.
El proyecto ReD-Lat, un consorcio que busca expandir la investigación sobre demencia, aborda diversas líneas de estudio, desde factores genéticos hasta disparidades socioeconómicas. La inteligencia artificial, análisis del lenguaje, epigenética social y tecnología wearable son clave en sus investigaciones.
El Consorcio ReD-Lat está a la vanguardia de la investigación sobre demencia, abordando diversas líneas de estudio para comprender mejor esta enfermedad que afecta a millones.
Acá presentamos cinco de sus proyectos principales:
Factores genéticos y diversidad: Investigar cómo los factores genéticos contribuyen a la diversidad en la manifestación de la demencia, especialmente en América Latina, donde la mezcla de ancestros añade complejidad.
Disparidades socioeconómicas: Analizar el impacto de la educación, el estatus socioeconómico, el trabajo, los ingresos y otros determinantes sociales en la demencia, reconociendo la diversidad de experiencias de vida.
Inteligencia artificial y análisis del lenguaje: Utilizar la inteligencia artificial para analizar patrones en la voz que podrían estar vinculados al diagnóstico y la progresión de la demencia, proporcionando herramientas innovadoras para la detección temprana.
Epigenética social: Explorar cómo el entorno influye en la expresión génica a través de la metilación, especialmente en condiciones desfavorables como la contaminación o la pobreza, identificando posibles factores de riesgo.
Wearables: Emplear tecnología de relojes inteligentes para recopilar datos fisiológicos a lo largo del tiempo, evaluando cómo los hábitos de movimiento y sueño afectan el riesgo de demencia y cruzando esta información con datos genéticos y sociodemográficos.
Agustín Ibáñez, líder del proyecto, compartió sus visiones y próximos objetivos. Buscan crear una plataforma accesible para diagnósticos tempranos en entornos clínicos diversos, especialmente en regiones con recursos limitados. A pesar de los desafíos, destaca la esperanza como un componente esencial. Su experiencia personal como cuidador de su padre, quien padeció demencia, refuerza la importancia de encontrar aspectos positivos y repensar la forma en que la sociedad enfrenta esta enfermedad.
El programa "Caminando con Demencia", donde participantes recorrieron 40 kilómetros en Santiago de Compostela, resalta la necesidad de centrar la atención en la humanidad de quienes viven con demencia.
En cuanto a la posible cura para el Alzheimer, Ibáñez subraya que la prevención es clave, destacando cambios en hábitos de vida. Aunque no hay una cura inmediata, las investigaciones en terapias genéticas y otros tratamientos ofrecen esperanza para el futuro.
De esta manera, el especialista insta a prestar más atención a la ciencia de la demencia y aboga por un enfoque integral, tanto a nivel gubernamental como personal, para prevenir y tratar esta enfermedad que afecta a tantas vidas.