China, que hace más de cien años dejó de experimentar alguna forma de elección popular de sus líderes políticos en competencias de pluralismo partidista, y Rusia, que en los últimos 124 años tampoco figuró como rayo de expansión democrática multipartidista global, aplaudieron el ejemplo electoral que Venezuela dio al mundo desde el domingo anterior.
Al reconocer la cuestionada proclamación de la victoria ese día en las urnas del también cuestionado presidente izquierdista de Venezuela, Nicolás Maduro, Moscú y Beijing habrían refrendado su aporte geopolítico de agradecimiento a Caracas por permitirles acceder a apetecidas y estratégicas riquezas naturales venezolanas y posicionarse militar y políticamente en ese país.
La incursión de China y Rusia en América Latina y el Caribe siempre incomodó a Estados Unidos.
"China y Rusia son países alejados de los ideales democráticos", afirmó el sociólogo y politólogo brasileño Rodrigo Prando, profesor e investigador de la (no estatal) Universidad Presbiteriana Mackenzie, de Brasil.
"Y al reconocer como válidas las elecciones presidenciales de Venezuela, les hacen un flaco favor a los demócratas", dijo Prando a EL UNIVERSAL. Tras recordar que "cuando un autócrata permanece en el poder, da fuerza a los demás autócratas", subrayó que "China y Rusia pueden mantener cierta influencia geopolítica en América Latina y el Caribe apoyando a la Venezuela de Maduro".
Los parabienes de China y Rusia llegaron a Caracas en la madrugada del 29 de julio, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE), la institución pro Maduro que dirigió los comicios en dudosa imparcialidad, proclamó al actual mandatario, candidato por el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), como ganador de las elecciones.
El sorpresivo anuncio del CNE llegó con alertas de que Maduro hizo fraude.
La acusación de fraude contra Maduro proliferó a partir de entonces entre la oposición venezolana, gobiernos de América y Europa y organismos internacionales, al reafirmar que el opositor Edmundo González, aspirante por la opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD), fue el verdadero vencedor y exigir una revisión de conteo y de las actas. González encabezó las encuestas de junio y julio antes de las votaciones con unos 30 puntos sobre Maduro.
Con el ascenso vía electoral en febrero de 1999 de Hugo Chávez (1954-2013), mentor y predecesor de Maduro, Venezuela se fue de compras de armas a Rusia y luego, tras el deceso del fundador del régimen venezolano, a China.
El (no estatal) Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) precisó que las compras de armas de Venezuela a Rusia de 1992, cuando desapareció la Unión Soviética a 2024 sumaron 3 mil 14 millones de dólares.
De 1950 a 1991 no hubo ventas militares de la entonces URSS a Venezuela, pero comenzaron en 1992 y prosiguieron hasta 1998, en los gobiernos anteriores a Chávez. Las compras bélicas de Venezuela a Rusia continuaron consecutivamente de 1999 a 2023, reportó SIPRI.
Rusia siguió en 2024 pendiente de entregar a Venezuela una fábrica de armas AK 103 Kalashnikov, que debió entrar en operaciones en Venezuela desde 2022, según datos oficiales rusos.
Las importaciones de Venezuela de armas de China llegaron a 651 millones de dólares de 2006 a 2016 y en 2023, precisó SIPRI.
Sin embargo, el factor militar tampoco fue el único que forjó los nexos venezolanos con ambas potencias.
Un informe de la (no estatal) Fundación Andrés Bello-Centro de Investigación Chino Latinoamericano, con sede en Colombia, determinó que China completó un total de 147 proyectos en distintas actividades económicas desplegados por sus compañías estatales y con un valor superior a los 46 mil millones de dólares en Venezuela, Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia. Las telecomunicaciones entraron en la inversión de China en Venezuela.
China consolidó también sus planes de asistencia militar con Cuba, Bolivia, Venezuela y Nicaragua, que son el bloque duro de la izquierda de América Latina y el Caribe, añadió.
"Hay una situación geopolítica particular por la presencia china y rusa en Venezuela", aseguró el politólogo ecuatoriano Diego Pérez, decano de la Escuela de Seguridad y Defensa del (estatal) Instituto de Altos Estudios Nacionales, de Quito.
"Este nexo, en el actual contexto de inestabilidad política [en Venezuela], se agudiza y genera incertidumbre sobre cómo un nuevo contexto político podría afectar ese tipo de intereses", como los de China y Rusia, describió Pérez a este diario.
"No es un tema sólo de Venezuela, sino que termina siendo un problema regional, porque hay que considerar las acciones chinas" en otros países del área, porque China "es el principal prestamista de toda la región", aclaró.
Al prever que habrá "un juego geopolítico complicado alrededor de lo que suceda en Venezuela", señaló que estos hechos "ocurren en medio de la pérdida de influencia de EU por poner menos atención en América Latina mientras avanzó la expansión de China y Rusia en la zona".
La Fundación registró en 2023 que Venezuela alcanzó una deuda con China por unos 12 mil millones de dólares por suministro anticipado de crudo. En un trueque, China otorgó financiamiento y Venezuela pagó con crudo, pero la industria petrolera estatal venezolana falló con sus envíos a los chinos para cumplir con sus compromisos.
Venezuela sólo se afianzó como uno de los trampolines de Rusia y China para expandirse hacia el norte, como los negocios en Centroamérica y el Caribe, y al sur, tras el litio -pieza clave de la tecnología mundial actual y del futuro- en Perú, Argentina, Chile y Bolivia.