En vísperas de Navidad y en medio de un clima de tensión, organizaciones sociales y sindicales se movilizaron este viernes en distintos puntos de Argentina contra el paquete de reformas del Gobierno del ultraliberal Javier Milei para desregular la economía y el sector público mediante un decreto de necesidad urgente (DNU) que aún debe ser aprobado por el Parlamento.
Por medio de asambleas, paro de actividades y ollas populares, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) -gremio que agrupa a empleados estatales de toda Argentina-, marchó hasta la sede de la Jefatura de Gabinete en Buenos Aires, y también se concentraron en el Obelisco y el Ministerio de Capital Humano (exMinisterio de Desarrollo Social).
"No nos corresponde a nosotros evaluar si pasaron sólo doce días desde que el Gobierno asumió. Somos un sindicato y tenemos que defender los derechos de los trabajadores que representamos. Hasta ahora no hemos escuchado una sola medida en favor de los trabajadores y jubilados”, indicó el secretario general de ATE, Rodolfo Aguiar, en un comunicado.
El Gobierno minimizó la capacidad de convocatoria de las organizaciones sociales y sindicales y aseguró que apenas 470 personas participaron en las protestas en distintos sitios de la capital argentina y alrededores del conurbano bonaerense, 635 se manifestaron en ciudades de la provincia de Buenos Aires, 150 lo hicieron en la provincia de Tucumán (norte) y unos 50 en Santiago del Estero (centro).
El dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado criticó con duresa el decreto de necesidad y urgencia (DNU) firmado por Milei: "es un retroceso institucional que de un plumazo nos devuelve a 1976. Se intenta instaurar en el país el programa económico de la última dictadura militar”, dijo.
Las reformas del Gobierno para buscar la estabilidad económica incluyen desde ceses de contratos laborales con el Estado, hasta privatizaciones de empresas estatales, pasando por la reforma de las leyes del trabajo.
En la tarde del viernes, trabajadores ferroviarios se sumaron a las protestas en el vestíbulo de la estación de trenes de Constitución, en Buenos Aires, contra la posible privatización de sus puestos de trabajo.
Sin alterar el normal funcionamiento del servicio y al grito de "los trenes y la patria no se venden”, los empleados advirtieron de que podrían volver a la década de los año noventa, con despidos, cierre de ramales y elevados costos del transporte público.