En las dos semanas transcurridas desde que un hombre mató a cuatro niños en una guardería en Brasil, las autoridades han arrestado a unos 300 adultos y menores en todo el país, acusados de difundir un discurso de odio racial o alentar la violencia en las escuelas.
Se ha revelado escasa información sobre la represión, que podría constituir un abuso judicial, pero que pone de relieve que el país está resuelto a responder en los niveles federal, estatal y municipal. La ofensiva general para poner rápido fin a la tendencia emergente de violencia en las escuelas contrasta con el método gradualista aplicado en Estados Unidos, donde tales ataques desde tiempo atrás son más frecuentes y mortíferos.
La respuesta brasileña toma en cuenta las medidas tomadas en Estados Unidos y sus defectos percibidos, dijo Renan Theodoro, investigador del Centro de Estudios sobre la Violencia en la Universidad de Sao Paulo.
"Hemos aprendido de los éxitos y errores de otros países, en particular Estados Unidos", dijo Theodoro a The Associated Press.
Brasil ha conocido una veintena de ataques o episodios violentos en las escuelas desde 2000, la mitad de ellos en los últimos 12 meses, incluido el de la guardería el 5 de abril.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva dijo que el concepto de las escuelas como refugios seguros ha sido "arruinado". Su gobierno, que ha pedido consejo a los investigadores independientes, convocó esta semana a una reunión de ministros, alcaldes y jueces del Tribunal Supremo para discutir posibles soluciones.
Algunas medidas en vigor concuerdan con las aplicadas desde hace tiempo en Estados Unidos, como la creación de líneas telefónicas especiales, la capacitación de personal docente y administrativo en temas de seguridad, fondos federales para la salud mental, equipos e infraestructura de seguridad.
Otras medidas, como la persecución nacional de sospechosos presuntamente amenazantes en la que participan más de 3,400 agentes de policía, o la nueva campaña para regular las redes sociales, no se han aplicado en el norte.
En las semanas desde la masacre de la guardería han circulado amenazas y rumores no confirmados en las redes sociales, los que han provocado terror entre los estudiantes, docentes y padres.