El Kremlin rechazó un límite al precio del petróleo ruso impuesto por los países occidentales que apoyan a Ucrania y amenazó ayer sábado con interrumpir el suministro a los países que apoyan esa medida.
Australia, Canadá, Estados Unidos Gran Bretaña, Japón y el bloque de 27 países de la Unión Europea, acordaron el viernes fijar un precio máximo de 60 dólares por barril para el petróleo ruso que compren. Se estableció que el límite de precio entre en vigor el lunes, junto con un embargo de la UE al petróleo ruso transportado por mar.
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró que Rusia necesita analizar la situación antes de decidir una respuesta específica, pero señaló que no aceptará el tope de precio.
El representante permanente de Rusia ante organizaciones internacionales en Viena, Mikhail Ulyanov, advirtió que los gobiernos europeos que acepten el tope lamentarán su decisión.
“Desde este año, Europa vivirá sin petróleo ruso”, publicó Ulyanov en la red social Twitter. “Moscú ya dejó claro que no proveerá petróleo a los países que apoyen los límites de precio, que van en contra del mercado. Esperen, muy pronto la Unión Europea acusará a Rusia de usar el petróleo como un arma”.
Bajo los acuerdos del viernes, las aseguradoras y otras firmas necesarias para transportar petróleo sólo podrán lidiar con el crudo ruso si el precio está en el tope o por debajo.
La mayoría de las aseguradoras están ubicadas en la Unión Europea y Reino Unido, y podrían ser obligadas a que acaten el límite.
La embajada rusa en Washington insistió que el petróleo ruso “seguirá teniendo demanda” y criticó el límite de precio por considerar que “remodela los principios básicos del funcionamiento de los mercados libres”. Una publicación de la embajada en la aplicación de mensajería Telegram pronosticó que el tope por barril provocaría “un extenso aumento en la incertidumbre y mayores costos para los consumidores de materias primas”.
El límite de precio tiene el objetivo de presionar económicamente a Rusia y complicar aún más su capacidad de financiar una guerra que ha matado a una cantidad incalculable de civiles y combatientes, ha expulsado a millones de ucranianos de sus hogares y ha pesado sobre la economía mundial durante más de nueve meses.