Al principio, los legisladores latinos observaban en silencio y expresaban discretamente al gobierno de Joe Biden sus inquietudes con respecto a la dirección que tomaban las negociaciones sobre la seguridad en la frontera.
El senador demócrata Alex Padilla, de California, llamaba constantemente a funcionarios del gobierno para preguntarles por qué las negociaciones en el Senado no tomaban en consideración cómo generar mecanismos para la naturalización de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos hace tiempo y carecen de la debida documentación.
El senador Ben Ray Luján, de Nuevo México, esgrimía argumentos similares al pedir reuniones con altos funcionarios de la Casa Blanca.
Pero cuando las conversaciones aparentemente no dieron resultados, estos influyentes legisladores asumieron una abierta oposición.
"El regreso a las medidas de la era de Trump no es la solución", manifestó Padilla. "Al contrario, eso agrava el problema".
Padilla incluso habló aparte con el presidente Joe Biden durante un evento de recaudación de fondos en California para advertirle que no se dejara arrastrar a "políticas dañinas".
Los senadores latinos se han encontrado en terreno cambiante en el debate sobre la inmigración, mientras el presidente demócrata —que busca un acuerdo sobre la frontera para que los legisladores le aprueben el paquete de 110,000 millones de dólares para Ucrania, Israel y otras necesidades de seguridad nacional— trata de reducir las cifras históricamente altas de personas que arriban a la frontera con México.
Las negociaciones, que se intensificaron ayer en el Capitolio mientras los negociadores se apresuran a redactar un acuerdo marco para este fin de semana, se producen en un momento en que el gobierno de Biden ha recibido cada vez más críticas por su gestión de las cuestiones fronterizas y de inmigración, no solo de los republicanos, sino de sus propios correligionarios.