Acosado por el flujo constante de solicitantes de asilo, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha impuesto un límite de 30 días a la permanencia de inmigrantes adultos en albergues administrados por la ciudad para aliviar las presiones sobre el sistema maltrecho y acaso disuadir a otros migrantes que quieran acudir.
Los defensores de migrantes e indigentes no tardaron en calificar la medida de innecesaria y cruel.
Pero el alcalde dijo que se trata de "un paso más en nuestros esfuerzos para ayudar a los solicitantes de asilo a dar el paso siguiente en sus travesías".
Adams anunció las nuevas normas el viernes, después que el gobierno de Joe Biden dijo la semana pasada que otorgará el estatus de protección temporaria a cientos de miles de venezolanos que arribaron antes del 31 de julio. Esto les permitirá obtener más rápidamente la autorización para trabajar en el país.
La decisión del gobierno federal era deseada desde hace tiempo por Adams y los alcaldes de otras grandes ciudades cuyos sistemas de albergues ceden bajo la tensión del número de inmigrantes de los que deben ocuparse y que crece a diario.
"Agradecemos el apoyo que hemos recibido hasta ahora de nuestros socios estatales y federales, pero tenemos más de 60,000 solicitantes de asilo a nuestro cargo, y sin ayuda adicional nos veremos obligados a seguir tomando decisiones difíciles", dijo Adams en su anuncio.
De los más de 60,000 migrantes a cargo de la ciudad, la cuarta parte es de origen venezolano. Desde abril-mayo del año pasado han llegado más de 116,000 migrantes de la frontera con México.
En julio, Adams había puesto un límite de 60 días a la permanencia en los albergues, lo que según sus detractores viola un fallo judicial que obliga a la ciudad a brindar refugio a quien lo pida.
En mayo, Adams por decreto mitigó las normas municipales del derecho al refugio, lo que es ahora objeto de una pugna legal. La gobernadora Kathy Hochul, demócrata como Adams, respaldó al alcalde, al decir en una entrevista con CNN que el derecho al refugio nunca fue concebido como "un derecho universal ilimitado ni una obligación de la ciudad de alojar literalmente al mundo entero".
"Esto sólo sigue poniendo a personas que literalmente tratan de establecer su nueva vida y que deben atravesar por problemas y complicaciones adicionales", dijo Murad Awawdeh, director ejecutivo de la Coalición de Inmigración de Nueva York, en un comunicado.
Los defensores de migrantes han presionado durante mucho tiempo a las autoridades de la ciudad para que proporcionen vales de vivienda para los inmigrantes y financie esfuerzos para establecer soluciones más duraderas y permanentes, como ampliar el número de viviendas asequibles de la ciudad —algo especialmente difícil dado que los precios inmobiliarios de antemano hacen que vivir en la ciudad de Nueva York sea un desafío para muchos.
"No creo que nadie quiera estar en un albergue. No es como vivir en el Ritz", dijo. "En realidad, en su mayor parte, nuestros neoyorquinos más nuevos han sido colocados en tiendas de campaña y en espacios realmente desafiantes".
Los detractores cuestionaron la necesidad de establecer un límite de tiempo cuando el alcalde obtuvo una concesión del gobierno federal que permite a los venezolanos un camino más rápido para conseguir empleos y volverse más autosuficientes en materia de vivienda.
La oficina del alcalde afirmó que la vivienda y otros servicios podrían consumir alrededor de 12,000 millones de dólares en tres años, lo que lo obligará a buscar recortes presupuestarios considerables que obstaculizarán la capacidad de su ciudad para brindar servicios urbanos adecuados.