Calentamiento global está en "código rojo"

A principios del siglo 21 la comunidad científica daba como límite 2030 para lograr desacelerar el problema, los cálculos fallaron y los problemas ya comenzaron

MIAMI, EU., abril 23 (EL UNIVERSAL).- El calentamiento global y el cambio climático ya son hoy "un código rojo para la humanidad. Las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas irrefutables". Así lo describe el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, tras leer uno de los últimos informes Cambio Climático: Las Bases Científicas, que actualiza la realidad sobre el tema y que fue dado a conocer en seis presentaciones entre 2021 y 2022.

Se sumaron 196 gobiernos a la preocupación de la ONU y avalaron las recomendaciones del informe para desacelerar el calentamiento global y con ello la vertiginosa transformación que el planeta junto con sus sociedades, sistemas políticos, economías y organizaciones de salud, educación y desarrollo están experimentando, incluyendo los sistemas de vida en la flora y fauna terrestre, aérea y marina.

"Entendamos hasta dónde hemos llegado como pésimos administradores y gestores de nuestro planeta, nada de esto es irreversible", dice tajantemente a EL UNIVERSAL el científico y especialista en calentamiento global el doctor en Ciencias Aplicadas (DAS) José de Jesús Vázquez Chabolla, "y se va a poner peor rápidamente, si no continuamos con los ajustes y cambios necesarios de nuestro comportamiento frente al planeta"

Actualmente el esfuerzo más significativo que gran parte de la humanidad está haciendo para coadyuvar a desacelerar el calentamiento global está en el Acuerdo de París, un tratado internacional al que se han sumado 196 naciones del mundo desde el 12 de diciembre de 2015, aunque fue puesto en marcha en 2016.

El principal objetivo de este acuerdo es desacelerar el avance del calentamiento global que a su vez incide en el cambio climático; la estrategia es no permitir que la temperatura de los mares y los glaciares suba por encima de 1.5 grados centígrados de lo que se encontraban antes de la era industrial, marcando como año de inicio 1850.

"Malas noticias, es demasiado tarde, eso ya sucedió, ya estamos viviendo temperaturas con 1.5 grados más que la era preindustrial", asegura el científico Vázquez Chabolla y va más lejos: "Incluso, hay regiones que están actualmente en 1.9 o en 1.7 grados más, hay pruebas científicas. Los países de esas regiones deben saberlo y hacer más que los demás al respecto".

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) tiene registros sobre esas regiones del mundo que ya rebasaron los grados acordados en el Acuerdo de París.

"No se trata de estadísticas. Es la llamada de atención más importante de lo necesario que es acelerar la adopción de nuevos compromisos para reducir las emisiones de efecto invernadero y conseguir neutralizar el carbono", señala la OMM.

"Si los políticos de cada país, sin importar su sistema de gobierno, no se ponen de acuerdo y además se agrupan, no vamos a llegar a ninguna parte y la transformación del planeta se va a acelerar aún más", advierte el especialista; "un ejemplo de lo que no debe ser, es la egoísta y absurda posición del presidente de México [Andrés Manuel López Obrador] que sigue apoyando las energías fósiles. O la posición irresponsable de Donald Trump [cuando fue mandatario de Estados Unidos] de salirse del Acuerdo de París porque no cree en el calentamiento global. Quien piense como ellos es un criminal en potencia".

Y es que los científicos y expertos en la materia aseguran que todos esos fenómenos de la naturaleza que traen destrucción y desgracia y que antes nos sorprendían de vez en cuando, ahora, con el calentamiento del planeta seguirán apareciendo con más y más frecuencia y se convertirán en la nueva normalidad climática del mundo.

"El calor durará más, el frío menos, cambiarán las estaciones climáticas y con ello los ciclos de lluvia, la siembras, la alimentación, y a su vez, la salud y la forma de vida humana", sub- raya Vázquez Chabolla.

De no mejorar vendrán enfrentamientos por agua que comenzará a tener más valor que cualquier mineral o energía. Las áreas desérticas seguirán ampliándose rápidamente. Las inundaciones por lluvia no pararan en otros lugares. Los ciclones, huracanes y tornados serán aún más monstruosos y continuos. Los océanos aumentaran trágicamente sus niveles de agua.

"El planeta siempre está evolucionado y cambiando, pero estos cambios eran extraordinariamente lentos, de centurias y milenios. Pero el ser humano con su irresponsabilidad lo ha acelerado y hoy estamos entrando muy rápidamente en un proceso de cambio que, en términos normales, debería durar siglos y eso le daría además tiempo al ser humano para también evolucionar e ir afrontando esos cambios con su tecnología e inteligencia; pero hoy parecemos el único animal descerebrado del planeta", dice Vázquez Chabolla.

La llegada de las energías renovables parecería la panacea para esta emergencia mundial; sin embargo, para muchos especialistas llegan tarde y sin mucho apoyo de los diversos gobiernos en el planeta.

"Los países desarrollados, esos que dicen que son potencias mundiales y que además son los que más contaminan, sólo están viendo el dinero", señala Jesús Vázquez, "quizá están esperando a que la desgracia de los más vulnerables les deje más dinero; pero tarde o temprano sus familias y familiares, ellos mismos, los poderosos, también serán alcanzados. La naturaleza herida es peor que cualquier pandemia; con la agravante de que no tendrá fin y ahora sí, bajo la premisa de Darwin, sobrevivirán los más fuertes, es decir, los menos contaminados y con mayor contacto con la naturaleza".

A principios del siglo 21 la comunidad científica especializada en el calentamiento global daba como límite 2030 para lograr desacelerar el problema y sostener un ritmo seguro. Los cálculos fallaron, las consecuencias ya comenzaron, ahora se trata de aminorar los daños.